Así como Walt Disney, gran visionario del entretenimiento logró crear Disneylandia, yo también alguna vez soñé en construir mi reino particular sólo para los panas. Soñaba en algo más sencillo, solamente unos toboganes, juegos de azar, música y mujerzuelas. Algo así como lo del señor Hefner. Hubiese sido un proyecto plenamente factible si me ganaba la lotería o si me hubiese gustado la política. Hasta había barajado algunos nombres, pero imitando al empresario estadounidense, en verdad me hubiese gustado utilizar mi apellido y llamar a mi reino "Suazilandia". De hecho tenía hasta la lista de invitados y un bosquejo de bandera. Sólo faltaba la primera dama. Lastimosamente nunca creí en la suerte ni en la política. Igual, así hubiese llegado a ser asambleista y materializar mi reino, no hubiese podido utilizar ese nombre porque ya existe (había existido) un pequeño reino africano con ese nombre. No es broma, y me avergüenza mi poca cultura general al respecto, pero me encontré con un muy curioso estado monárquico.
El Rey de Suazilandia, el soberano Mswati III, tiene actualmente catorce esposas oficiales, y aparte debe cumplir con la “durísima tarea” de escoger una esposa anualmente en una impresionante ceremonia a manera de casting en la cual bailan para él 50.000 vírgenes del reino, ¿qué tal?. Y ojo, que le falta mucho para superar a su padre que en sus 61 años de reinado hasta 1982, se casó con 125 mujeres. Si señores, 125.
Bueno, Suazilandia es un pequeño estado monárquico sin salida al mar que limita con Sudáfrica y Mozambique. Se independizó en 1968 del Reino Unido y tiene aproximadamente un millón y medio de habitantes, pero a pesar de su extrema pobreza, su verdadero azote es el SIDA que afecta al 40% de su población. El gran Mswati III de 40 años de edad, ideó una muy ingeniosa forma de salvarse a sí mismo y a su reino del azote de esta enfermedad, fue fácil, sólamente firmó un decreto prohibiendo que las mujeres de entre 16 y 21 tengan relaciones sexuales. Muy conveniente ¿verdad?
A
manera de chisme les cuento que Da King es todo un dandy, un seductor, un tipazzo que mantiene a cada esposa en un lujoso palacio y hace poco adquirió una flota de limousines para su servicio. Pero él no se quedó atrás, no. Se compró un Jet, porque claro, todo monarca que se respete debe tener su avión. Lo lamentable de esto, es que le costó nada menos que la cuarta parte del presupuesto del estado. Este curioso monarca me recuerda a otro dictador africano con extravagancias parecidas. Al tristemente célebre Idi Amín de Uganda. Un militar totalmente analfabeto y de pésimos modales que luego de tomar el poder se autoproclamó:
manera de chisme les cuento que Da King es todo un dandy, un seductor, un tipazzo que mantiene a cada esposa en un lujoso palacio y hace poco adquirió una flota de limousines para su servicio. Pero él no se quedó atrás, no. Se compró un Jet, porque claro, todo monarca que se respete debe tener su avión. Lo lamentable de esto, es que le costó nada menos que la cuarta parte del presupuesto del estado. Este curioso monarca me recuerda a otro dictador africano con extravagancias parecidas. Al tristemente célebre Idi Amín de Uganda. Un militar totalmente analfabeto y de pésimos modales que luego de tomar el poder se autoproclamó:
“Su Excelencia el Presidente Vitalicio, Mariscal de Campo Al Hadji Doctor Idi Amin, VC, DSO, MC, Señor de todas las bestias de la Tierra y de los peces del mar, Conquistador del Imperio Británico en África en general y Uganda en particular, y Rey de Escocia.”
(Esto no es broma, es totalmente verídico).
Amín era un hombre tan excéntrico que por ejemplo, para movilizarse, se hacía cargar con esclavos ingleses (debían ser blancos) mientras silbaban simultáneamente la canción de su película favorita: "El puente sobre el río Kwai".
Hace muchos años quedé muy impactado al leer su biografía, y hay una parte que recuerdo especialmente, era una escena en la que asesina a una de sus esposas y la envía picada en trocitos a sus hijos, adjuntando una nota en la que les decía que había sido una "mala mujer". Practicaba el canibalismo como ritual y muchas veces, cuando algún enemigo suyo era asesinado, hacía que le corten los dedos de una mano y se los lleven.
Yo me pregunto, y en estos casos ¿dónde están la comunidad internacional, los activistas de los Derechos Humanos o los siempre conocidos países intervencionistas? Supongo que el no tener petróleo, riquezas naturales o no estar estratégicamente ubicado, convierte a estos países en estados de segunda categoría y no les interesa lo que ahí suceda.
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