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Un día de vida (Jedan dan života) Emilio Fernández (1950)




El conflicto entre Stalin y Tito y los resabios artísticos de la Revolución Mexicana; el incendio de 1982 de la Cineteca Nacional de México y una de las películas más vistas en la Yugoslavia comunista; Una película de Emilio «El Indio» Fernández y éxitos en la radio yugoslava. Todos estos elementos parecen lejanos, inconexos y quizá muy ajenos, pero una historia de la cultura popular yugoslava cincuentera y sesentera muestra lo contrario.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los partisanos comunistas yugoslavos comandados por Josip Broz Tito, quien más tarde se convertiría en el presidente más querido que Yugoslavia haya tenido, derrotaron a los nazis y a los fascistas apoyados directamente por el Ejército Rojo. Por la ayuda soviéticoa en la liberación yugoslava, al término de la Guerra, Stalin y Tito resultaron aliados. Después de tres años de terminada la Guerra, en 1948, un conflicto sobre planes económicos casi termina en un conflicto militar. Yugoslavia perdió el apoyo soviético y fue expulsado del Kominform (la organización sucesora de la Internacional Comunista). De hecho, Belgrado, capital de la República Socialista de Serbia y de Yugoslavia, era la sede del Kominform. Después de la querella, la sede se transfirió a Bucarest, la capital de la entonces República Socialista de Rumania.

Josip Broz Tito (Photo by Hulton Archive/Getty Images)


Entre los problemas que la expulsión del Kominform de Yugoslavia provocó, había uno muy específico: ¿Qué películas se proyectarían ahora en las salas de cine yugoslavas? Con la ruptura, la buena cantidad de películas soviéticas que se proyectaban en los cines y la buena cantidad de música rusa que se reproducía en las radios dejó de ser deseable para el gobierno yugoslavo. Había que buscar la respuesta en algún lugar que no fuera parte del Bloque del Este y si no se podía buscar en el Este, tenía que ser en Occidente. Preguntarse qué películas se proyectan, sin embargo, no es una cuestión banal, no es una cuestión de gustos, sino que es una decisión política. Las películas de Hollywood, eventualmente se proyectaban en el período en que se proyectaban las películas soviéticas y se escuchaban canciones rusas (1945–1947).

Sin embargo, el gobierno yugoslavo era muy cuidadoso con la selección de las películas estadounidenses que importaban, ya que evitar la influencia capitalista e imperialista era de importancia capital. Que el capitalismo echara raíces entre la población de la Yugoslavia socialista era probablemente la amenaza más peligrosa. Fue Moša Pijade, un guerrillero comunista serbio, traductor de El Capital al serbocroata y pintor cuando era joven, quien tuvo una idea acorde a las necesidades del socialismo yugoslavo. Mientras estudiaba Artes Plásticas en París, Pijade descubrió los filmes mexicanos de la época de oro. Según se dice, él fue quien propuso importar películas mexicanas por las siguientes razones. En México se estaba consolidando una fuerte e importante industria cinematográfica desde la década de 1930. Para 1948, México seguía siendo un país trabajador y campesino — como ahora, sólo que más maquilador y menos campesino — ; tuvo una Revolución — la primera del siglo XX — que había concluido 31 años antes; había sido gobernado por un mismo partido.

Moša Pijade (Wikipedia/Dominio público)


Además, la industria cinematográfica mexicana estaba produciendo bastantes melodramas musicales, a los cuales los yugoslavos estaban acostumbrados, ya que algunas películas soviéticas de la época también tenían ese estilo. Y no sólo los yugoslavos estaban acostumbrados al cine soviético, sino que también en México había influencia soviética en la cinematografía. Eisenstein filmó en 1932 «¡Que viva México!», producción que tuvo que abandonarse. Pero lo más importante es la consigna que aparecía frecuentemente en boca los personajes: «¡Viva la Revolución!» Las películas mexicanas no eran caras y presentaban el espíritu revolucionario que los yugoslavos buscaban. La respuesta se había encontrado.

Hubo una película que desencadenó el gusto por la cinematografía y la música mexicana. Además, el tema de la película era adecuado para las necesidades políticas de Yugoslavia luego del rompimiento con la URSS. Esa película mexicana es ahora más yugoslava que mexicana, material y emocionalmente. Materialmente porque el rollo que se conservaba en México, se perdió con el incendio de la Cineteca Nacional de 1982. Ahora solo se puede encontrar en la Cinemateca Yugoslava en Belgrado, Serbia. Emocionalmente es más yugoslava que mexicana porque por lo menos desde 1952 la película permanece en los corazones de toda una generación de yugoslavos — quizá dos — . La película hizo llorar a croatas, serbios, bosnios, macedonios y montenegrinos; y no sólo eso, sino que la película hizo que la gente amara la música que sonaba en ella. Esa película es Un día de vida, dirigida en 1950 por Emilio «El Indio» Fernández, o, como la conocían en Yugoslavia, Један дан живота (Jedan dan života).




La película se mostró en todas las Repúblicas. En Zagreb, en ese entonces la capital de la República Socialista de Croacia, se presentó por lo menos 200 veces entre 1952 y 1953. Emilio Fernández, dedicó Un día de vida a José Martí: «el extraordinario apóstol que fundió en un sacramento los corazones de Cuba y de México». En la película se recuerdan varias frases de Martí y partes de su vida. Además, uno de los personajes lleva su apellido. En la película se muestra un enorme reconocimiento y admiración por el Apóstol de Cuba.



Un día de vida (1950)

Belén Martí, periodista cubana, llega a México en 1919 para conocer la situación revolucionaria en el país. A su llegada conoce a un ex soldado porfirista, quien le comunica que el Coronel zapatista que le salvó la vida, Lucio Reyes, sería fusilado en un par de días. La razón: levantarse en armas por el asesinato de Zapata.

El general Felipe Gómez es el encargado de fusilar a Lucio Reyes, quien fue su amigo desde la infancia. La única familia de Lucio Reyes es su madre, Mamá Juanita, quien aparentaba no estar enterada del próximo fusilamiento de su hijo. El condenado pide ir a cantarle «Las mañanitas» a su madre, como cada año, un día antes de su fusilamiento. Durante la fiesta, Lucio Reyes le entrega a los habitantes de Cieneguillas, el pueblo en el cual nació Lucio y en donde vive su madre, los títulos que declaran el pueblo propiedad de los habitantes, en una comunidad agraria. Lucio Reyes tenía la oportunidad de salvarse de la muerte reconociendo al gobierno, pero sus convicciones revolucionarias no permitían tal traición a Zapata. Al día siguiente, mientras el pelotón de fusilamiento se retira, Mamá Juanita pide al General Gómez llevarse el cuerpo de su hijo. Además de tener una fotografía precisa y un desarrollo dramático sólido, el guión y los personajes revolucionaros eran perfectos para un país nuevo, socialistamente recién nacido. Seguramente esa gente escuchó diálogos similares siete u ocho años antes durante la Segunda Guerra. Pomposo, quien fue teniente del Coronel Reyes, dice al principio de la película:
«Para mí la vida siempre ha sido eso. ¡México!, ¡la libertad del pueblo!» «[El Coronel Reyes sobre las mujeres prefería a] ¡México!, ¡la libertad del pueblo!, ¡la justicia!, y ¡la tierra!»

Felipe Gómez, amigo de la infancia de Lucio Reyes y encargado del fusilamiento, intenta convencer a su amigo de salvar su vida:
FELIPE — Nuestra bandera sigue siendo la misma, Lucio. Tú te revelaste como protesta por la muerte de Zapata. Y, ¿qué significan Zapata y Villa y el mismo presidente Carranza frente al destino de México? ¡Eso es lo que nos importa, por eso hemos luchado! ¡Todos somos los mismos, Lucio!, porque soñamos el bien de México.
LUCIO — Sí, Felipe. Tal vez nuestra causa requiere la sangre de sus mismos hijos.
FELIPE — ¡No seas terco! ¡Acepta que cometiste un error y protesta tu adhesión al supremo gobierno!
LUCIO — No vuelvas a hablarme de eso, por favor. Después de la forma tan cobarde como asesinaron a Zapata, no creo en nada, ¡ni en nadie! ¡Déjame en paz!

Hacia el final de la película, Lucio Reyes consigue hablar con Belén, la periodista cubana y le habla francamente:
«Mire, Belén. Esto es México. Hace nueve años que estamos luchando por una causa y todas las grandes causas son duras y tardan en triunfar. “Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre”, escribió Martí, recuérdelo.»

Y Belén, con esa voz tan florida, reflexiona sobre algo que bien pudo haber tocado fuertemente la sensibilidad del pueblo yugoslavo después de la Guerra:
«¡Tierra y libertad! Ahora sé por qué los grandes sueños de los hombres son imperecederos y por qué de cada tumba de mártir se levanta cada vez más fuerte la vida. […] Seco y duro tiene que ser el heroísmo, como la vetas, para seguir manando eternamente fulgor. Y es ley que todo sueño que se levanta tiene que alimentarse de sangre.»



La película impactó a la población por la posible identificación con los personajes y el argumento. Quizá muchas personas que vieron Un día de vida perdieron a sus familiares y seres queridos en la Guerra, algunos quizá fusilados. La música de la película también influyó fuertemente en la población durante un par de décadas más. Aparecen las canciones «Adelita» y «El son de las olas», pero la canción que más impactó fue una que en serbocroata se tituló «Mama Huanita», que tuvo una fama envidiable. La canción original tiene un verso que le dio su nombre en Yugoslavia. El verso dice: «levántate Mamá Juanita, mira que ya amaneció». Sí, «Las mañanitas» se convirtió en un éxito en Yugoslavia bajo el nombre Mama Huanita. Esta canción marcó el inicio de todo un género musical que se desarrollo durante la década de 1950 y 1960 en Yugoslavia.


El cantante Mišo Kovač, hizo un cover de Las mañanitas poniendo el título de Jedan dan života. Es un himno en sus conciertos. Aunque la canción suena como Las mañanitas, en realidad describe la vida del Coronel que fue fusilado en el filme.


En México, la película pasó sin pena ni gloria. En Yugoslavia, en cambio, se convirtió en un clásico y, según algunos autores, en el film más taquillero de la historia del país. En una de las secuencias más emotivas, le cantan "Las mañanitas" a la madre del reo con motivo de su santo. "Esta es la canción tradicional de este tipo de celebraciones personales en México. En cambio, en la cultura yugoslava se reinterpretó de otra manera debido al impacto de esa escena y empezó a cantarse en serbocroata, no para los cumpleaños o los santos, sino para el día de la madre", escribió Robert Irwin, profesor de la Universidad de California y coautor del libro: "Cine mexicano global: la edad de oro del cine mexicano".



Grabados al linoleo en papel de algodón firmado y fechados a lápiz por el genial grabador y artista Mexicano Leopoldo Méndez. Titulado "El Fusilado" esta obra fue publicada por el Taller de Gráfica Popular en la Ciudad de México en 1950. Parte de una serie de grabados ilustrando la película de Emilio "El Indio" Fernandez "Un Día de Vida". En la primera imagen se muestra al General Felipe Gomez (interpretado por Fernando Fernandez) muerto mientras dos mujeres lloran a su lado. En el fondo, el escuadrón de fusilamiento abandona el lugar habiendo terminado su trabajo. Referencia ilustrada en el libro "Leopoldo Méndez" de Manuel Maples Arce (1970) en la pagina 94 con el numero de catalogo 55.







Extraído de: A B



La isla gay creada por el fascismo en Italia



San Domino
Hoy la isla de San Domino es un paraíso para los turistas.


Hace 75 años, en la Italia fascista de Benito Mussolini, un grupo de hombres gay fueron llamados "degenerados", expulsados de sus hogares e internados en una isla, donde se los mantuvo bajo un régimen carcelario.

Algunos de ellos, sin embargo, vivieron como una experiencia liberadora la vida en esa primera comunidad italiana abiertamente homosexual.
Cada verano los turistas son tentados por la belleza de un pequeño conjunto de islas rocosas en el mar Adriático. Pero recientemente un grupo de visitantes llegó al archipiélago de Tremiti no tanto para disfrutar de la paz y la calma de este remoto lugar, sino para recordar. Se trataba de activistas por los derechos de gays, lesbianas y transexuales. Llegaron al lugar a celebrar una pequeña ceremonia, durante la que marcarían el vergonzoso episodio que tuvo lugar en las islas hace más de 70 años.

"Un régimen viril"


En la década del 30 el archipiélago sirvió al plan de los fascistas de Benito Mussoilini de reprimir la homosexualidad. Los hombres gay socavaban la imagen que él quería proyectar de hombría italiana.
"El fascismo es un régimen viril. (En ese contexto ) los italianos deben ser fuertes, masculinos y es imposible que pueda existir la homosexualidad en un régimen fascista", dice el profesor de historia de la Universidad de Bérgamo, Lorenzo Benadusi. Así que la estrategia fue esconderlo lo más posible. No se promulgaron leyes discriminatorias, pero se creó un clima en que las exhibiciones abiertas de homosexualidad se reprimían vigorosamente.

A 600 Km de casa


Un prefecto de la policía de la ciudad siciliana de Catania aprovechó el máximo ese estado de cosas. "Notamos que muchos bailes, playas y lugares en las montañas reciben a muchos de estos hombres enfermos, y que jóvenes de todas las clases sociales buscan su compañía", escribía. Decía que estaba decidido a terminar con la "propagación de esta degeneración" en su ciudad "o al menos contener semejante aberración sexual, que ofende la moral y que es desastrosa para la salud pública y la mejora de la raza". Y decía más: "Este mal debe ser atacado y quemado desde dentro".
Así que en 1938, en Catania, fueron detenidos unos 45 hombres que se creía eran homosexuales y enviados al exilio interno. Terminaron a unos 600 kilómetros de allí, en la isla de San Domino, en Tremitis. Este episodio ha sido en buena parte olvidado. Se cree que ninguno de los que sufrieron este castigo sigue vivo, y hay pocos relatos detallados de qué sucedió allí.

Benito Mussolini
Benito Mussolini nació el 29 de julio de 1883 en Predappio, Emilia-Romaña

"Las niñas"


Pero en el libro "La Isla y la Ciudad", los investigadores Gianfranco Goretti y Tommaso Giartosi mencionan a decenas de hombres, no todos de Catania, enfrentando duras condiciones en San Domino. Llegaban esposados. Luego eran ubicados en grandes y espartanos dormitorios, sin electricidad o agua corriente. "Nos daba curiosidad porque los llamaban 'las niñas'", dice Carmela Santoro, una isleña que era apenas una niña cuando los exiliados empezaron a llegar...

"Íbamos a verlos bajar del bote... vestidos en verano con pantalones blancos, con sombreros". "Y mirábamos con asombro, 'mira a esa, ¡mira cómo se mueve!'; pero no teníamos contacto con ellos". Otro isleño, Attilio Carducci, recuerda cómo a las 8 de la noche, todos los días, sonaba una campana que señalaba el momento en que ya no podían salir. "Quedaban encerrados en sus dormitorios, vigilados por la policía", dice. "Mi padre siempre hablaba bien de ellos. Nunca tenía nada malo que decir de ellos, y él era el representante local del fascismo".


In Italia Sono Tutti Maschi (C) 2008 Luca de Santis, Sara Colaone, Kappa Edizioni Sr
La novela gráfica de 2008 "In Italia Sono Tutti Maschi" ("En Italia todos somos Machos") cuenta la historia de los gays exiliados bajo el fascismo.

Los prisioneros sabían que exponer su homosexualidad habría causado vergüenza y angustia a sus familias en casa, en pueblos y villas sumamente conservadores. Algo de ese sentir puede leerse en una carta de un pastor siciliano, que se estaba formando para ser cura cuando fue detenido. Rogando a las autoridades judiciales que lo dejaran ir a casa, escribía: "Imagine, Su Señoría, el pesar de mi amado padre. ¡Qué deshonra!" "Exilio interno por cinco años. De sólo pensarlo me vuelvo loco". El prisionero, identificado sólo como Orazio L., pidió que se le permitiera dejar la isla y "servir a la Patria" en el ejército. "Convertirme en soldado y regresar al seminario para vivir en retiro es la única forma en que puedo reparar este escándalo y deshonra para mi familia", escribió.

Giuseppe B.


Pero algunos de los testimonios de exexiliados dejan claro que la vida no era tan mala en San Domino. Parece ser que el régimen de prisión era relativamente relajado en lo cotidiano. En forma involuntaria los fascistas crearon un rincón de Italia donde se podía ser abiertamente gay. Por primera vez en sus vidas estos hombres fueron puestos en un lugar donde podían ser ellos mismos, libres del estigma que normalmente los acompañaba en la devota Italia de los 30.
Una excepcional entrevista con un veterano de San Dominio sólo mencionado como Guiseppe B., publicada hace muchos años en la revista gay Babilonia, da a entender lo que esto significaba para los exiliados. Giuseppe B. decía allí que de algún modo ellos estaban mejor en la isla. "En ese entonces si eras una femmenella (una palabra del argot italiano para hablar de hombres gay) no podías ni siquiera salir de casa, hacerte notar; la policía te arrestaría", decía sobre su ciudad natal, Nápoles.
"Por el contrario, en la isla celebrábamos el día de nuestros santos o la llegada de alguien nuevo... Hacíamos teatro y podíamos vestirnos como mujeres y nadie decía nada". También contaba que, por supuesto, había romances e -incluso- peleas por amantes. Algunos prisioneros lloraron, recordaba Guiseppe, cuando el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 marcó el fin del régimen de exilio interno en San Domino y los hombres debieron regresar a una suerte de arresto domiciliario en los lugares de donde provenían.

No ha terminado


Algunos hombres gay fueron internados junto a prisioneros políticos en otras islas pequeñas, como Ustica y Lampedusa. Pero San Domino fue la única donde todos los exiliados eran gays. Es profundamente irónico que en la Italia de entonces sólo pudieran encontrar cierto grado de libertad en una isla-prisión. El grupo de activistas por los derechos de gays y lesbianas que se reunió en el archipiélago días atrás colocó una placa en memoria de los exiliados. Será un recordatorio permanente de la persecución de los homosexuales por parte de Mussolini.
"Esto es necesario porque nadie habla de lo que pasó en esos años", dijo uno de los activistas y parlamentario italiano, Ivan Scalfarotto. Y el sufrimiento no ha terminado para la comunidad gay italiana, señala. Ya no son esposados y enviados a las islas, pero aún hoy siguen sin ser considerados ciudadanos "de primera". Scalfarotto dice que en Italia todavía no hay un verdadero estigma social asociado a la homofobia y que el Estado no da derechos legales a ningún tipo de pareja gay o lesbiana.
Su lucha por la igualdad continúa.




Extraído de: A

El día que Don Corleone fue burlado por un fotógrafo




Siempre me han gustado las historias, reales o no, que hay detrás de los grandes reportajes fotográficos. Aún tengo en la memoria la de Robert Cappa durante el desembarco en Normandia y los negativos velados; o la de Josef Koudelka y su clandestinidad durante la Semana de Praga, entre otros.

Hoy vuelvo a Sergio Larraín y me gustaría escenificar en este post, el día que burló al mismísimo capo de la mafia siciliana.


Calabria, Italia © Sergio Larraín


Resulta que, en 1959, el entonces joven fotógrafo chileno y postulante a entrar a Magnum, es mandado por el propio Henri Cartier Bresson a realizar un encargo imposible a Sicilia: un reportaje al temido Giuseppe Genco Russo, considerado por muchos como el jefe de la cosa nostra en la isla.


Palermo, Sicilia, Italia © Sergio Larraín


Russo aún era un desconocido para los grandes medios. Nadie había podido retratarlo Y Larraín viaja a Sicilia con ese alocado propósito.


Castelamare, Sicilia, Italia © Sergio Larraín


Durante tres meses, el fotógrafo recorre la isla y con su Leica va capturando instantes de ese recorrido por pueblos de la isla en busca de lo imposible. 


Funeral. Sicilia © Sergio Larraín


Pasa por la isla Ústica, por Villalba, por Palermo pero nada del Don Corleone. Nadie se atreve a decirle donde vive Russo.


Palermo, Sicilia, Italia © Sergio Larraín


Sin embargo, no pierde la esperanza. Está convencido que por lo menos, una oportunidad tendrá. Y ese día llega, cuando en un bar, un parroquiano le cuenta que Russo vive en un poblado llamado Caltanissetta.


Caltanisetta, Sicilia, Italia © Sergio Larraín


Como si se tratara de una película de cine negro, Larraín se hospeda frente a la casa del mafioso y como un auténtico papparazi, fotografía desde su ventana pero los resultados no lo convencen. No es su estilo, necesita un retrato de él, cerca, que mire al objetivo. Una utopía.


© Sergio Larraín


Larraín, aparte de ser un gran fotógrafo, parece ser un gran actor y logra persuadir al abogado de Russo. Se hace pasar por un inocente turista chileno interesado en ruinas romanas. Y, de esa manera, cae simpático a todo el mundo y pronto entra a la guarida del capo mafioso. Allí, el padrino lo invita a comer junto a su familia.


© Sergio Larraín


Durante 15 días, lo visita diariamente pero sin sacarle ni una foto. Aún no se atreve. Necesita como un buen fotógrafo, volverse invisible.


© Sergio Larraín


Finalmente, después de un opíparo almuerzo, Larraín entra en acción. Saca su Leica y comienza a realizar bodegones en la casa del capo. Nadie dice nada, es sólo un simpático turista que quiere llevarse un recuerdo a su país piensa Russo y se va a dormir una siesta.

Larraín, que ya tiene el billete de tren en su bolsillo para volver a Roma al día siguiente, cree que ha llegado su momento. Lo sigue hasta la habitación y comienza a sacarle fotos, mientras el mafioso descansa sentado en un diván.

De pronto, los guardaespaldas lo descubren y Russo abre los ojos, sorprendido. Y así llega el instante imprevisible que hace mágica a esta historia y que Larraín cuenta con lujo de detalles en el despacho de Cartier Bresson en París, un tiempo después:

"¿Por qué usted toma tantas fotos? pregunta el capo mafioso sin dejar de mirar un sólo instante a Larraín.

El fotógrafo sin dudarlo y con total indiferencia responde:

"porque después hay que seleccionar la mejor para mi álbum de los recuerdos". Aunque parezca increíble esta absurda respuesta satisface al capo mafioso que, acto seguido se pone un traje y un sombrero para la siguiente foto.


Giuseppe Russo © Sergio Larraín


Lo demás ya es historia conocida. Larraín viaja a París con 6.000 fotografías y casi 100 imágenes de Russo. Las grandes revistas europeas y americanas publicaron esa primicia en primera plana y ese primer encargo fue la entrada definitiva del fotógrafo a Magnum.




Extraído de: A

El niño negro que quería ser nazi




A lo largo de todo el tiempo que llevo escribiendo las entradas para el blog Cuaderno de Historias, varias han sido las ocasiones en las que he tocado temas muy relacionados con el nazismo. En ellos he tratado de explicar sencillas historias en las que los protagonistas habían estado a uno u otro lado del régimen liderado por Adolf Hitler y cómo vivieron esos fatídicos años.



Hans-Jürgen Massaquoi, el niño negro que quería ser nazi (nickdennis )


Una de esas historias trataba sobre los mischlinge, el grupo de mestizos que pertenecieron al ejército alemán y que tenían a uno de sus dos progenitores dentro de la religión judía y el otro era considerado ‘ario’.

Un relato de un niño mulato (hijo de un hombre de raza negra procedente de Liberia y una mujer aria) que, desde muy temprana edad, se empeñó en pertenecer a las Juventudes Hitlerianas


La familia de Hans-Jürgen Massaquoi disfrutaba de inmunidad diplomática, ya que su abuelo, por parte de padre, era el cónsul liberiano en Alemania. Esto hacía que, a pesar de ser mulato y su familia paterna negra, no tuvieran problemas de convivencia en su Hamburgo natal, en un tiempo en el que cada vez se hacían más presentes las tesis xenófobas promulgadas desde el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores recién llegado al poder. De hecho, Hans había quedado absorto tras conocer en persona al mismísimo Hitler, durante una visita que hizo éste a su colegio en 1934. Por aquel entonces el niño tan solo contaba con 8 años de edad, pero había sido contagiado por el entusiasmo de sus compañeros y profesores.

Todos los niños de su clase estaban siendo afiliados al movimiento juvenil, por lo que él también quería pertenecer. No era consciente de que, a pesar de tener ese estatus especial gracias a la profesión de su abuelo, muchos eran los que lo miraban con cierto recelo al no ser un ‘ciudadano de raza pura’




Hans junto a su madre (postiar)


Cada vez que había una reunión de las Juventudes Hitlerianas, Bertha, la madre del muchacho se las ingeniaba para no llevarlo, a sabiendas de que no sería bien recibido por los participantes. Era tal el fervor que el pequeño Hans sentía por los símbolos nazis que incluso hizo que le cosieran una esvástica en su jersey, la cual lucía con todo orgullo, tal y como recoge la única fotografía que existe del niño con el símbolo nazi en su ropa. No dejaba de ser un niño, por lo que no era totalmente consciente de las diferencias raciales entre él y sus compañeros de escuela y aunque era tratado a menudo con respeto por la mayoría de ellos, siempre había el típico que trataba de hacerle ver que no eran iguales en todo y, sobre todo, en el color de la piel. 

Pero todo cambiaría en la vida de Hans en 1936, ya que con 10 años de edad fue testigo de cómo el atleta afroamericano Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín y con ello ofendió a Hitler, provocando en la población alemana el rechazo unánime hacia las personas de raza negra.

En la escuela ya no lo trataban igual y eran muchas las ocasiones en las que se sintió intimidado por otros niños que se creían superiores a él. 


La tensión racial y política del país obligó a la familia paterna de Hans a salir de Alemania, quedándose el niño viviendo junto a su madre. Pero ya no estaban en la residencia del consulado y, por tanto, todos los privilegios de los que habían estado disfrutando hasta entonces se esfumaron, aunque no sufrieron el mismo tipo de persecución a la que fueron sometidos otros colectivos. 




Tras la guerra Hans-Jürgen Massaquoi emigró a Estados Unidos (postiar)


Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y con quince años recién cumplidos el joven Hans-Jürgen Massaquoi quiso alistarse en el ejército y servir a su país, siendo rechazado por el color de su piel, algo que no sucedía con los mischlinge, que sí eran aceptados. 


Los terribles años de nazismo en Alemania y la brutal guerra hicieron que en los siguientes años se diera cuenta de todo el horror vivido y cometido desde la cancillería de su país y decidiese emigrar a los Estados Unidos, donde trabajaría en varios periódicos y acabaría convirtiéndose en un reputado y famoso periodista. Hans falleció el pasado 19 de enero de 2013, el mismo día que cumplía 87 años, dejando tras de sí una vida dedicada a escribir libros y fundar prestigiosas revistas en defensa del colectivo afroamericano y a pesar de que han pasado muchos años desde que renunció y se dio cuenta de lo terrible que fue el régimen de Hitler, se le recordará como el niño negro que quiso ser nazi.




Extraído de : A

Drive My Car / THE BEATLES



"Drive My Car" es una canción de la banda inglesa The Beatles, que fue publicada dentro del aclamado disco "Rubber Soul", que tuvo su lanzamiento oficial un 3 de Diciembre del año 1965. 

Si bien se trata de un disco grabado bajo mucha presión por parte de la discográfica, quienes querían a toda costa un disco de la banda aprovechando la época navideña, eso no fue un punto débil para uno de sus trabajos musicales mas sólidos y que sería esencial a la hora del cambio musical y experimental en que se volcaría la banda durante la segunda mitad de los 60's. 

Este fue el disco donde los Beatles aparecieron en sonido stereo, y ademas fue el disco donde Paul McCartney empezó a tomar las riendas musicales de la banda creando gran parte del repertorio musical de este LP y dejando en claro al mundo que para ellos, los fabulosos Beatles, no habían límites y que su música, sus canciones, iban en constante progreso. 

El disco fue un éxito en ventas, y la crítica aplaudía a rabiar las nuevas experimentaciones musicales, por esa razón "Rubber Soul" alcanzó el nº 1 en las listas del "New Musical Express" y "Melody Maker" y se llegaron a contabilizar casi 750 mil copias vendidas solo en el Reino Unido y alrededor de 3.000.000 en todo el mundo. En Estados Unidos alcanzó el nº 1 en las listas de "Billboard", "Cashbox" y "Record World"

La canción que abre este grandioso LP es "Drive My Car", una canción escrita casi en su totalidad por Paul McCartney, pero que finalmente fue firmada junto a John Lennon. Esta canción, que habla sobre una chica que quiere ser una estrella de cine y que que quiere un hombre que sea su chofer y además sea su objeto sexual (?), quedó como una de las mejores canciones dentro de este nuevo estilo de la banda, donde ya estaban dejando de lado la inocencia del "Yeah,Yeah" para empezar con letras mas oscuras o con una que otra historia que incluso llegaron a generar polémica. 

El encargado de la letra fue McCartney, quien en la versión original había puesto la frase "You can give me golden rings". Pero cuando la banda empezó a ensayar esta canción en el estudio de grabación, fue Lennon el primero en criticar en especial esa frase, y la calificó sin tapujos como "una mierda". Por esa razón ambos acabaron reemplazándola por la frase "You can drive my car", la cuál calzaba a tono con la canción. 

"La letra era desastrosa y yo lo sabía muy bien... Esta es una de esas canciones donde John y yo trabajamos de mejor manera en la sesión. La canción tenía algo que ver con los anillos de oro, y eso era fatal, y simplemente lo usé porque "rings" rima perfectamente con "things", y a pesar de que sabía que era una mala idea la utilicé no mas. Entonce llegué a la sala y tras tocarla, (John) me dijo: 'Esta no tiene una buena letra, pero sí una buena melodía'. La melodía ya era agradable, la melodía estaba casi lista. Bueno, entonces lo intentamos otra vez, y a John no se le ocurría nada, y por más que intentábamos nada nos salía bien. Así que nos dimos un descanso, para un cigarrillo o una taza de té, y luego volvimos a la misma, y de alguna manera apareció eso de "Drive my car" en lugar de "You can give me golden rings" y luego fue maravilloso porque apareció en escena una chica, la heroína de la nueva historia, y estaba prácticamente lista" mencionaría Paul en el libro Many Years From Now, de Barry Miles

En cuanto a la parte musical, esta no tuvo muchos problemas en su primera instancia. Pero tras varios ensayos, fue el mismísimo George Harrison quien le dijo a Paul que aún le faltaba un toque distintivo a esta nueva canción y eso provocó cierto disgusto en el bajista de la banda. 

En esos días George estaba "pegado" con la canción "Respect" del cantante estadounidense Otis Redding. Si bien esta canción no fue un gran éxito del "Rey del Soul" a Harrison le encantaba la parte musical de esta y decidió poner algo del sonido Redding en "Drive My Car", en especial en la parte incial con el riff de guitarra mezclado con el bajo, el cual marca un detalle importante para esta canción.




"Si Paul había compuesto una canción, se aprendía todas las partes, llegaba al estudio y decía (a veces era muy terco): 'Haz esto'. Nunca te daba la oportunidad de aportar algo. Pero en 'Drive My Car' toqué la frase, que realmente se parece mucho a una de 'Respect', sabes, la versión de Otis Redding —duum-da-da-da-da-da-da-dum—, yo toqué la frase con la guitarra y Paul la hizo con el bajo. Y así lo grabamos. Después tocamos la parte solista encima" declararía George en el año 1977. 

El 13 de octubre de 1965 fue la fecha exacta en que The Beatles grabó esta canción, en una sesión de grabación que empezó a las 19:00 y finalizó pasada la media noche. 

En "Drive my Car" McCartney estuvo en el bajo, Harrison tocó la guitarra, Lennon en el pandero y Starr en la batería. Posteriormente, y aprovechando las cuatro pistas, Paul grabó el piano, Harrison la guitarra solista,y Ringo el cencerro, junto con la voz principal que estaba a cargo de Lennon y McCartney, acompañados por Harrison en los coros. 

Con el paso de las semanas, no faltaron los periodistas conservadores y cartuchos que le dieron como bombo en fiesta a la letra debido a que contenía ciertas connotaciones sexuales en algunas de sus frases. En el libro de Miles, McCartney dejó en claro que la idea de crear una canción con toques sexuales, siempre estuvo presente y que en esta canción salió a la luz. "'Drive My Car' era un eufemismo sobre el blues y la edad para tener relaciones sexuales, y de eso casi nadie se atrevía a mencionar. El humor negro era nuestra salida y eso salvó el día. Entonces escribimos esto. Me parece que muy a menudo, una vez que llegue la buena idea, las cosas hay que escribrirlas" señaló McCartney.







Extraído de: A

Los dedos de Galileo

Dedo de Galileo 370 años después de su muerte

El 12 de marzo de 1737, mientras trasladaban los restos mortales de Galileo desde la pequeña sala cercana a la capilla de los novicios de la Basílica de la Santa Cruz de Florencia en la que había permanecido enterrado durante 95 años hasta un mauseleo erigido en su honor en el cuerpo principal del edificio, alguien arrancó tres dedos y el único diente que tenía el cadáver, ya fuera para venderlos al mejor postor o para guardarlos como reliquias ante la creencia de que poseían poderes sagrados.

Dedo de Galileo 370 años después de su muerte

Tiempo después, el diente y dos de los dedos fueron descubiertos en una urna de cristal convenientemente sellada en la que permanecieron hasta, al menos, 1905, cuando se les perdió la pista. A finales del año 2009, más de un siglo más tarde, un coleccionista particular los compró en una subasta y, ante la sospecha de que podía tratarse de los restos del genio italiano, entregó su preciado hallazgo al Museo Galileo de Florencia para que emprendieran un estudio que permitiera comprobar su procedencia.

Dedo de Galileo 370 años después de su muerte

Las pruebas que se llevaron a cabo demostraron la autenticidad de la urna y de su contenido hasta el punto de que en junio del 2010, una vez acabaron las obras de remodelación del museo, pasaron a formar parte de su colección permanente y están expuestos al público junto al tercer dedo que en 1737 se arrancó de la mano interte de Galileo y que se recuperó en 1927.



Extraído de: A

De cómo una marca femenina se convirtió en un ícono de su nación




La historia de Lucky Strike es uno de los casos más estudiados por los profesionales del marketing, debido a que siempre ha estado a la vanguardia precisamente por eso, por sus ingeniosas formas de ofrecer y vender cigarrillos, con afortunadas y más que nada diferentes campañas que lograron sacudir dos de los sentimientos más arraigados en el ser humano, la vanidad y el patriotismo.

Fue fundada en 1871 por R.A. Patterson, pero como una de las tantas marcas de chewing (tabaco masticable) que había, porque aparte de las pipas, así era como se lo consumía a lo largo del país, especialmente en los Estados del Sur, donde se decía que "la masticación del tabaco era casi universal". El nombre de la marca se remonta a los años de la fiebre del oro, cuando los mineros que hurgaban en el Yukon canadiense gritaban: ¡Lucky Strike! (¡Golpe de suerte!) cada vez que encontraban una veta dorada.


Mineros buscando oro en el Yukon



Fumar tabaco liado o envuelto en pequeñas tiras de papel era algo muy snob a finales del siglo XIX, una novedad europea que llegó con los migrantes y casi inexistente aún en las grandes ciudades. Además esos porritos de tabaco eran un artículo de lujo porque los que se podían comprar eran enrollados a mano. A finales de siglo apareció un señor llamado James Bonsack que inventó una máquina -a vapor- capaz de enrollar 200 por minuto, o sea unos 120.000 en apenas diez horas (que a la postre fue lo que revolucionó la industria del cigarrillo). Una de las primeras máquinas fue adquirida por la empresa Camel, que desde que empezó a vender el tabaco en este nuevo formato llamado cigarrillo, no tardó en ponerse de moda haciendo realmente furor.


Boceto de la primera enrolladora de tabaco de James Bonsack



Es así que casi medio siglo después de su fundación, para 1917, Lucky se hace de algunas de estas máquinas y también empieza a vender el cigarrillo de moda, más que nada para competir con Camel, que para ese momento era quien dominaba el mercado.

Y aquí es donde Lucky asesta su primer gran golpe publicitario que fue lanzado en la década de 1920, con una muy efectiva campaña que logró asociar el fumar cigarrillos con la pérdida de peso. Más que nada fue una campaña dirigida hacia las mujeres, tocándoles su fibra más íntima, donde en verdad les llegaba, es decir, en la estética.

Fue tan agresiva la campaña, que se logró hacer ver a los cigarrillos como un complemento de la dieta, y esto fue algo que quedó grabado en el subconsciente de los norteamericanos –especialmente mujeres- durante algunos años.

Las mujeres sabían –lo daban por hecho- que podían fumarse un Lucky cada vez que se les antojaba una golosina y así cuidarían su peso. El eslogan de la campaña fue: "Reach for a Lucky instead of a sweet" que más o menos sería "Toma un Lucky en lugar de un dulce".





Lucky no era para mineros ni vaqueros. Su clientela era sofisticada, delicada, gente de alto nivel socioeconómico y los arribistas de los años 20 y 30. Fue especialmente aceptado por una nueva generación de mujeres adineradas que cuidaban la línea, y también por el ama de casa promedio que no tenía una vida social glamorosa, pero que sabía al menos que podía fumar el cigarrillo correcto. Mientras Camel ida quedando para la gente ruda de los puertos y sus estibadores, Lucky era un sinónimo de elegancia.




Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial los paquetes de Lucky eran verdes, un color que prácticamente se había convertido en el emblema de la marca. Curiosamente eso mismo había provocado una muy notable deserción de las fumadoras norteamericanas a finales de los años 30, porque el verde empezó a desentonar y ya no combinaba con los colores que se pusieron de moda en aquel entonces. Era irónico, Lucky se había ganado un segmento del mercado apelando a la estética, y algunos años más tarde esa misma clientela lo abandonaba por un motivo similar. Era un riesgo no previsto al ganarse un target mayoritariamente frívolo.


La alarmante caída de las ventas llevó a la empresa tabacalera a rediseñar su clásico paquete, convirtiéndose en la primera marca que colocaba su símbolo en ambos lados. Esta fue toda una innovación porque ya no había que girar el paquete para ver la marca, cosa que ocurría con el resto. También se pagó una campaña en la que importantes modistas de todo el mundo mostraron colecciones de ropa basadas en el color Verde Lucky, y hasta lanzaron a las elegantes y bellas Lucky Girls, pero ninguna de las tácticas estaba dando buen resultado.




A pesar de que la identidad de la marca se hallaba en peligro, querían recuperar el mercado femenino a toda costa, y cautivar definitivamente al masculino que no era precisamente fiel a la marca debido a tanta oferta en el mercado.

Pudo haber sido suerte, pudo haber sido oportunismo, pero sin duda fue el momento indicado en el país indicado. Sus ejecutivos supieron encontrar la gran oportunidad en uno de los peores momentos que vivió la humanidad.

El cambio más radical en la imagen de Lucky llegó en 1942 durante el fragor de la guerra y cuando los Estados Unidos estuvieron de lleno involucrados (después del bombardeo a Pearl Harbor). Se dijo que la escasez de metales causada por la guerra, debido a su uso casi exclusivo en la industria militar, estaba causando un grave problema a la compañía. Se oficializó un comunicado donde explicaban que ya no era posible adquirir Cromocuyo óxido se utiliza para la fabricación de la tinta verde, por consiguiente los paquetes de Lucky Strike ya no podrían mostrar su color característico.




Obviamente todo fue otra estrategia de marketing ya que nunca hubo tal problema. Lo que en verdad sucedió fue que sus estudios y encuestas confirmaron que a las mujeres definitivamente les dejó de gustar el paquete verde, y que de paso era cada vez menos popular entre los hombres.

Así pues, se prescindió de la tinta verde y se optó por el color blanco, pero este cambio se realizó junto a una campaña en la que se afirmaba: “Lucky Strike green has gone to war” (El verde de Lucky Strike se fue a la guerra), adhiriéndose a la gran campaña nacional de apoyo a la causa mediante la compra de los famosos Bonos de Guerra. Como era de esperarse, esta "loable iniciativa" fue muy bien vista y respaldada por la ciudadanía en general.



"Ayuda a nuestros muchachos a tostar a Hitler. Compra Bonos de Guerra"



Ese pequeño eslogan tuvo tanta aceptación entre los fumadores -y los que no lo eran-, que logró incrementar las ventas de la marca en un 40% en el primer mes de campaña. Pero más cariño y gratitud le tomaron las tropas que se encontraban en el frente. Aquella simbólica muestra de "solidaridad" hizo que Lucky se ganase el aprecio de los soldados que estaban en el frente, lo cual lo cual le concedió una recompensa totalmente i-nes-pe-ra-da: ellos mismos se encargarían de extender la fama de la marca en todo el mundo junto a otros emblemáticos e imprescindibles símbolos del american way of life, el jazz, el swing, la Coca Cola y la goma de mascar.

De ser una pequeña marca de cigarrillos para un un reducido grupo de mujeres de un país, llegó su consolidación a nivel mundial con un mensaje que cualquiera deducía: "éste es el cigarrillo de los ganadores".



El General Dwight D. Eisenhower fumando un Lucky


Una enfermera del buque hospital "Algonquin" ofrece a soldado herido una cajtilla de Lucky



El conflicto bélico le presentó a Lucky una oportunidad de marketing sin precedentes, y que por supuesto la empresa supo aprovechar. Con guerra o sin guerra, Lucky igual hubiese tenido que abandonar el color verde. Sin lugar a dudas, esta ha sido de largo la mejor campaña publicitaria y de posicionamiento mundial que haya realizado hasta la fecha ninguna compañía de cigarrillos. ¿Y todo esto, gracias a qué? A una buena idea (con mentira blanca incluida) justo en el momento adecuado.

P.D. Quienes me leen saben que soy un apasionado de este tipo de publicidad retro o vintage. Como aquí no puedo poner todas las que quisiera, les dejo un par de galerías donde pueden ver esas verdaderas obras de arte de la publicidad. Entren aquí, y aquí.

Fuentes y referencias:
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Extraído de: A

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