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Ratko Mladic, el "carnicero de Bosnia"

Derechos de autor de la imagen

Mladic durante la guerra de Bosnia. El exgeneral comandó las tropasque asesinaron a cerca de 8.000 hombres yniños en Srebrenica en 1995.
Estuvo prófugo de la justicia durante 15 años. Pero, finalmente, este miércoles, Ratko Mladic, "el carnicero de Bosnia", recibió su sentencia.
Fue hallado culpable por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) de 10 de los 11 cargos en su contra, incluyendo genocidio y delitos contra la humanidad por la muerte de más de 8.000 hombres y niños.
Mladic, de 74 años, fue sentenciado a cadena perpetua y hallado culpable de genocidio, exterminio, asesinato y traslado forzado, entre otros delitos.
En el fallo, leído por el magistrado Alphons Orie, se anotó que: "Esta corte observó que las muertes de las que se responsabiliza al acusado fueron crímenes contra la humanidad y muchos de ellos se pueden calificar de brutales".
El tribunal concluyó que Mladic "compartía la intención" y "el objetivo criminal" de exterminar a los musulmanes de Bosnia y de llevar adelante la masacre de Srebrenica.
La lectura del fallo fue interrumpida durante unos 40 minutos debido a una "crisis de hipertensión" de Mladic, según médicos citados por su abogado defensor, quien pidió un aplazamiento de la audiencia.
Sin embargo, Orie decidió seguir adelante con el fallo, ante lo cual Mladic se paró e insultó a gritos a los jueces en serbio.
El magistrado ordenó al personal de seguridad que retirase al exgeneral de la sala y lo trasladara a otra para escuchar su sentencia.

Mladic, de 74 años, saludó a sus abogados defensores al inicio de la audiencia. El tribunal desestimó los atenuantes que había pedido su defensa, incluyendo "capacidad mental disminuida" y estado de salud delicado.
Durante la lectura del fallo se hizo un recuento de los delitos cometidos por las fuerzas bosnias al mando de Mladic, en la que se describió su indolencia y violencia.
Y es que al "carnicero de Bosnia", como también se le conoce, muchos lo consideran uno de los generales más despiadados de la guerra de Bosnia. Fue comandante de las fuerzas serbobosnias durante el conflicto que desangró los Balcanes entre 1992 y 1995.
Mladic fue uno de los principales responsables del sitio de 44 meses a la ciudad de Sarajevo, y es recordado ante todo por la masacre de Srebrenica, la peor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

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Las víctimas de la masacre de Srebrenica tenían entre 12 y 77 años.
Cerca de 8.000 hombres y niños de la localidad musulmana de Srebrenica fueron separados de sus esposas, hermanas y madres y asesinados a tiros en 1995 por las fuerzas de Mladic.
A pesar de ello el excomandante es visto aún por muchos serbobosnios como un patriota y un héroe. Más de 20 años después de la guerra de Bosnia, todavía divide a los grupos étnicos traumatizados por el conflicto.

¡Quemen sus cerebros!

Junto al ya convicto Radovan Karadzic, exlíder político de los serbobosnios, Mladic simboliza la campaña de limpieza étnica conducida en forma implacable contra croatas y bosnios musulmanes.

Image captionMladic junto a Radovan Karadzic, exlíder político serbobosnio. El año pasado Karadzic fue hallado culplable de genocidio y sentenciado a 40 años de prisión.
"Cientos de miles de ciudadanos no serbios fueron expulsados de sus hogares en una campaña brutal que buscaba crear un Estado serbio puro en Bosnia y Croacia", señaló el periodista de la BBC Alan Little, que cubrió el conflicto.
Se estima que cerca de 100.000 personas murieron y más de 2,2 millones fueron desplazadas durante la guerra de Bosnia.
El desprecio de Mladic por las víctimas civiles de la guerra es evidente en algunas de las ordenes que se le atribuyeron durante el asedio a Sarajevo: "¡Quemen sus cerebros!", "¡Que sean bombardeados hasta que enloquezcan!", son algunas de las instrucciones que habría dado a sus soldados.

Tragedia personal

La motivación aparente de Mladic durante la guerra fue principalmente el nacionalismo serbio, según Little.
"Vio el conflicto como una oportunidad para vengar cinco siglos de ocupación por parte de musulmanes de origen turco", señaló el periodista de la BBC.

Tras su arresto en 2011, Mladic quiso visitar una vez más la tumba de su hija Ana en Belgrado antes de ser extraditado. Ana, de 23 años, se mató con un arma de su padre.
"Y por eso se refería a los bosnios musulmanes en forma despectiva como turcos".
Pero la severidad de Mladic también obedeció en parte a motivos personales. Un año antes de la masacre de Srebrenica en 1995, su hija Ana, estudiante de medicina de 23 años, se mató de un disparo con un arma de Mladic en Belgrado.

Algunas versiones de la época afirmaron que no fue un accidente, y que Ana se suicidó al saber de las atrocidades cometidas por las fuerzas comandadas por su padre.
Cualquiera sea la verdad, la muerte de Ana endureció aún más el carácter de Mladic, según relatos de personas cercanas.
Algunas versiones afirman que fue después de la muerte de Ana que el militar se volvió más violento. Mladic nunca aceptó el supuesto suicidio de su hija y siempre afirmó que había sido asesinada por sus enemigos.

Carrera militar

Y otro evento sangriento habría marcado tempranamente al excomandante durante su niñez.
Mladic nació en el poblado de Kalinovic en Bosnia.

Image captionMladic fue uno de los principales responsables del sitio de 44 meses a la ciudad de Sarajevo.
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Image captionMladic fue arrestado en 2011 en Belgrado, luego de ocultarse durante años en casas particulares y hasta en una instalación militar según informes.

En 1945, cuando tenía 2 años, su padre murió combatiendo tropas croatas pronazi.
El joven Mladic eligió la vida castrense y se convirtió en militar de carrera en el ejército de la antigua Yugoslavia.
Testigos de la época señalan que inspiraba una profunda devoción en las tropas a su mando.
Cuando Yugoslavia comenzó a desintegrarse en 1991, Mladic combatió a las fuerzas croatas en la localidad de Knin y fue ascendido ese mismo año al rango de general.
En 1992, pasó a comandar en Bosnia al recién creado ejército serbobosnio, responsable del sitio de Sarajevo y de la masacre de Srebrenica.

Víctimas de entre 12 y 77 años...

La localidad de Srebrenica había sido declarada un "enclave seguro" por Naciones Unidas en 1993.

Image caption"Nos llevaron en camiones de noche a un campo abierto y nos ordenaron tirarnos al suelo. Luego comenzaron a disparar a mansalva", relató un sobreviviente de Srebrenica a la BBC.
La ciudad, mayoritariamente musulmana, fue rodeada ese año por tropas serbobosnias que la sometieron a un asedio continuo durante dos años.
Finalmente, en la mañana del 11 de julio de 1995, las fuerzas serbobosnias invadieron Srebrenica. Decenas de miles de refugiados huyeron desesperados al campamento de las fuerzas de paz de Naciones Unidas en Potocari, en el norte de la ciudad, a cargo de soldados holandeses.
Los cascos azules holandeses y unos 5.000 refugiados, en su mayoría mujeres y niños, se refugiaron en la base de Naciones Unidas, mientras otros miles se juntaron en el exterior.
A pesar del riesgo evidente, los soldados holandeses entregaron a los musulmanes a las tropas serbobosnias, que separaron a las mujeres de los hombres y niños.
En los días siguientes, casi 8.000 hombres y niños musulmanes de entre 12 y 77 años de edad fueron asesinados por las fuerzas bajo el mando de Mladic y sus cadáveres lanzados a fosas comunes.
"Nos llevaron en camiones de noche a un campo abierto y nos ordenaron tirarnos al suelo. Luego comenzaron a disparar a mansalva", relató a la BBC Nedzad Avdic, uno de los pocos sobrevivientes de la masacre.
"Pensé que mi madre jamás iba a saber que pasó conmigo. Estaba herido y con un dolor terrible cuando vi a alguien con vida y logramos huir hacia un bosque".

"Fue un gran patriota"

El año pasado Radovan Karadzic fue hallado culpable de genocidio por la masacre de Srebrenica y sentenciado por el TPIY a 40 años de prisión.

Image captionEn República Srpska, la entidad mayoritariamente serbia de Bosnia, Mladic fue un héroe y hasta se vende un brandy con su imagen.
Por su parte, Mladic logró evadir la captura hasta 2011, cuando fue arrestado en Serbia. ¿Cómo pudo permanecer prófugo durante más de una década?
Algunos informes señalan que el exgeneral se ocultó en diferentes casas particulares y hasta en una instalación militar en Belgrado.

Image captionEl comandante bosnio musulmán Naser Oric fue declarado inocente por una tribunal de Sarajevo del asesinato de tres guardias serbiobosnios en Srebrenica en 1992.
Y es que para muchos serbobosnios, Mladic jamás fue un criminal.
"Fue un gran patriota", le dijo a la agencia AFP la enfermera Jelena Sekara, residente de la localidad serbobosnia de Pale. El propio alcalde serbobosnio de Srebrenica, Mladen Grujicic, asegura que Mladic no cometió ningún crimen.
Algunos serbobosnias denunciaron a su vez que a diferencia de Mladic, el comandante bosnio musulmán Naser Oric fue declarado inocente por una tribunal de Sarajevo del asesinato de tres guardias serbiobosnios en Srebrenica en 1992.

Divisiones

Luego de la guerra, Bosnia fue dividida en dos entidades étnicamente diferentes, la llamada República Srpska, liderada por serbobosnios, y la Federación de Bosnia y Herzegovina, dominada por bosnios musulmanes.
El presidente de la República Srpska, Milorad Dodic, afirmó que los cargos en contra de Mladic son fruto de "especulaciones y una campaña orquestada".
Muy diferente es el sentir de las familias de las victimas de Mladic, que han venido esperando años por su condena.
Pero el fallo del tribunal de La Haya no apacigua el dolor.
Hatidza Mehmedovic perdió a su esposo y a sus hijos en Srebrenica. Hoy en día vive en esa misma localidad.
Y más allá del destino de Mladic, asegura que su vida después de la masacre "no es más que un castigo y un infierno".

Extraído de: A


Cuando los revolucionarios húngaros fueron obligados a comerse a su líder




Como ya contaba hace unos días, el Papa Pío II reunió a los representantes de la cristiandad en el Concilio de Mantua (1459) para convocar una nueva cruzada contra los turcos que, desde la toma en Constantinopla, avanzaban por el Este de Europa. El llamamiento fue recibido con indiferencia por los líderes europeos -más preocupados por las disputas entre ellos- con la excepción de Matías Corvino, rey de Hungría, y Vlad III, príncipe de Valaquia, también conocido como Vlad Tepes, Vlad el Empalador… o Drácula. Años más tarde, se volvería a repetir la historia.
En 1513, tras la muerte del Papa Julio II, el arzobispo húngaro Tamás Bakócz se trasladó a Roma ya que figuraba en la lista de los papables. La poderosa familia Médicis movió los hilos, y el dinero, para nombrar a uno de los suyos, Giovanni di Lorenzo, como nuevo Papa… León X. Tamás Bakócz regresó a Hungría sin el premio gordo pero con el nombramiento como legado papal y debajo del brazo una bula de León X  que proclamaba una nueva cruzada contra los turcos. Presentó sus credenciales al rey de Hungría, Ladislao II, y fue designado por éste para organizar la campaña militar. Para liderar las tropas, Bakócz contrató a un mercenario rumano… György Dózsa.

György Dózsa
György Dózsa

La convocatoria de cruzada implicaba que no sólo los caballeros y soldados formarían parte del ejército sino también artesanos, comerciantes, clérigos y campesinos -cuando se tira de la fe, nadie se podía negar-. En pocas semanas, Dózsa había conseguido reunir un contingente de 100.000 almas… en su mayoría campesinos sin preparación. El entrenamiento duró más de lo previsto y la época de la cosecha se echó encima. Los terratenientes, preocupados por sus propios intereses, ordenaron que los campesinos regresasen a sus labores agrícolas. Ante la negativa, los terratenientes decidieron presionarlos torturando a sus familias… craso error. Los campesinos, con la complicidad de György Dózsa, se olvidaron de los turcos y decidieron recorrer los territorios de los miserables terratenientes para imponer su propia justicia… la de sus espadas. La cruzada contra los turcos se convirtió en una revolución de los campesinos húngaros contra los nobles.
Después de quemar varios castillos y tomar algunas ciudades, Ladislao II y Tamás Bakócz “desconvocaron” la cruzada y contrataron un ejército de mercenarios de la República de Venecia y el Sacro Imperio. A sólo 25 Km de la capital, los campesinos de György Dózsa nada pudieron hacer frente a la caballería pesada de nobles y mercenarios… los que no cayeron masacrados fueron hechos prisioneros. Entre estos últimos estaban György Dózsa, su hermano Gergely y varios de sus lugartenientes que servirían para dar un escarmiento…
György fue sentado desnudo en un trono ardiendo y se le colocó una corona de hierro al rojo vivo burlándose de su pretensión de ser rey. Su respuesta…

Si un solo gemido escapa de mis labios, que mi nombre sea cubierto de infamia eterna.

Tortura de György
Tortura de György

Después de tener varios días sin comer a su hermano y a sus lugartenientes, los excarcelaron y les obligaron a comer la carne que arrancaban a György, aún vivo. Su hermano y tres revolucionarios más se negaron… fueron descuartizados. El resto…decidieron comer la carne de su líder y salvaron la vida. György Dózsa murió en aquel trono que nunca pretendió ocupar. Hoy en día, el revolucionario contra los nobles feudales da nombre a plazas, calles, estaciones de tren… en Hungría y Rumanía.


Extraído de: A

La isla gay creada por el fascismo en Italia



San Domino
Hoy la isla de San Domino es un paraíso para los turistas.


Hace 75 años, en la Italia fascista de Benito Mussolini, un grupo de hombres gay fueron llamados "degenerados", expulsados de sus hogares e internados en una isla, donde se los mantuvo bajo un régimen carcelario.

Algunos de ellos, sin embargo, vivieron como una experiencia liberadora la vida en esa primera comunidad italiana abiertamente homosexual.
Cada verano los turistas son tentados por la belleza de un pequeño conjunto de islas rocosas en el mar Adriático. Pero recientemente un grupo de visitantes llegó al archipiélago de Tremiti no tanto para disfrutar de la paz y la calma de este remoto lugar, sino para recordar. Se trataba de activistas por los derechos de gays, lesbianas y transexuales. Llegaron al lugar a celebrar una pequeña ceremonia, durante la que marcarían el vergonzoso episodio que tuvo lugar en las islas hace más de 70 años.

"Un régimen viril"


En la década del 30 el archipiélago sirvió al plan de los fascistas de Benito Mussoilini de reprimir la homosexualidad. Los hombres gay socavaban la imagen que él quería proyectar de hombría italiana.
"El fascismo es un régimen viril. (En ese contexto ) los italianos deben ser fuertes, masculinos y es imposible que pueda existir la homosexualidad en un régimen fascista", dice el profesor de historia de la Universidad de Bérgamo, Lorenzo Benadusi. Así que la estrategia fue esconderlo lo más posible. No se promulgaron leyes discriminatorias, pero se creó un clima en que las exhibiciones abiertas de homosexualidad se reprimían vigorosamente.

A 600 Km de casa


Un prefecto de la policía de la ciudad siciliana de Catania aprovechó el máximo ese estado de cosas. "Notamos que muchos bailes, playas y lugares en las montañas reciben a muchos de estos hombres enfermos, y que jóvenes de todas las clases sociales buscan su compañía", escribía. Decía que estaba decidido a terminar con la "propagación de esta degeneración" en su ciudad "o al menos contener semejante aberración sexual, que ofende la moral y que es desastrosa para la salud pública y la mejora de la raza". Y decía más: "Este mal debe ser atacado y quemado desde dentro".
Así que en 1938, en Catania, fueron detenidos unos 45 hombres que se creía eran homosexuales y enviados al exilio interno. Terminaron a unos 600 kilómetros de allí, en la isla de San Domino, en Tremitis. Este episodio ha sido en buena parte olvidado. Se cree que ninguno de los que sufrieron este castigo sigue vivo, y hay pocos relatos detallados de qué sucedió allí.

Benito Mussolini
Benito Mussolini nació el 29 de julio de 1883 en Predappio, Emilia-Romaña

"Las niñas"


Pero en el libro "La Isla y la Ciudad", los investigadores Gianfranco Goretti y Tommaso Giartosi mencionan a decenas de hombres, no todos de Catania, enfrentando duras condiciones en San Domino. Llegaban esposados. Luego eran ubicados en grandes y espartanos dormitorios, sin electricidad o agua corriente. "Nos daba curiosidad porque los llamaban 'las niñas'", dice Carmela Santoro, una isleña que era apenas una niña cuando los exiliados empezaron a llegar...

"Íbamos a verlos bajar del bote... vestidos en verano con pantalones blancos, con sombreros". "Y mirábamos con asombro, 'mira a esa, ¡mira cómo se mueve!'; pero no teníamos contacto con ellos". Otro isleño, Attilio Carducci, recuerda cómo a las 8 de la noche, todos los días, sonaba una campana que señalaba el momento en que ya no podían salir. "Quedaban encerrados en sus dormitorios, vigilados por la policía", dice. "Mi padre siempre hablaba bien de ellos. Nunca tenía nada malo que decir de ellos, y él era el representante local del fascismo".


In Italia Sono Tutti Maschi (C) 2008 Luca de Santis, Sara Colaone, Kappa Edizioni Sr
La novela gráfica de 2008 "In Italia Sono Tutti Maschi" ("En Italia todos somos Machos") cuenta la historia de los gays exiliados bajo el fascismo.

Los prisioneros sabían que exponer su homosexualidad habría causado vergüenza y angustia a sus familias en casa, en pueblos y villas sumamente conservadores. Algo de ese sentir puede leerse en una carta de un pastor siciliano, que se estaba formando para ser cura cuando fue detenido. Rogando a las autoridades judiciales que lo dejaran ir a casa, escribía: "Imagine, Su Señoría, el pesar de mi amado padre. ¡Qué deshonra!" "Exilio interno por cinco años. De sólo pensarlo me vuelvo loco". El prisionero, identificado sólo como Orazio L., pidió que se le permitiera dejar la isla y "servir a la Patria" en el ejército. "Convertirme en soldado y regresar al seminario para vivir en retiro es la única forma en que puedo reparar este escándalo y deshonra para mi familia", escribió.

Giuseppe B.


Pero algunos de los testimonios de exexiliados dejan claro que la vida no era tan mala en San Domino. Parece ser que el régimen de prisión era relativamente relajado en lo cotidiano. En forma involuntaria los fascistas crearon un rincón de Italia donde se podía ser abiertamente gay. Por primera vez en sus vidas estos hombres fueron puestos en un lugar donde podían ser ellos mismos, libres del estigma que normalmente los acompañaba en la devota Italia de los 30.
Una excepcional entrevista con un veterano de San Dominio sólo mencionado como Guiseppe B., publicada hace muchos años en la revista gay Babilonia, da a entender lo que esto significaba para los exiliados. Giuseppe B. decía allí que de algún modo ellos estaban mejor en la isla. "En ese entonces si eras una femmenella (una palabra del argot italiano para hablar de hombres gay) no podías ni siquiera salir de casa, hacerte notar; la policía te arrestaría", decía sobre su ciudad natal, Nápoles.
"Por el contrario, en la isla celebrábamos el día de nuestros santos o la llegada de alguien nuevo... Hacíamos teatro y podíamos vestirnos como mujeres y nadie decía nada". También contaba que, por supuesto, había romances e -incluso- peleas por amantes. Algunos prisioneros lloraron, recordaba Guiseppe, cuando el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 marcó el fin del régimen de exilio interno en San Domino y los hombres debieron regresar a una suerte de arresto domiciliario en los lugares de donde provenían.

No ha terminado


Algunos hombres gay fueron internados junto a prisioneros políticos en otras islas pequeñas, como Ustica y Lampedusa. Pero San Domino fue la única donde todos los exiliados eran gays. Es profundamente irónico que en la Italia de entonces sólo pudieran encontrar cierto grado de libertad en una isla-prisión. El grupo de activistas por los derechos de gays y lesbianas que se reunió en el archipiélago días atrás colocó una placa en memoria de los exiliados. Será un recordatorio permanente de la persecución de los homosexuales por parte de Mussolini.
"Esto es necesario porque nadie habla de lo que pasó en esos años", dijo uno de los activistas y parlamentario italiano, Ivan Scalfarotto. Y el sufrimiento no ha terminado para la comunidad gay italiana, señala. Ya no son esposados y enviados a las islas, pero aún hoy siguen sin ser considerados ciudadanos "de primera". Scalfarotto dice que en Italia todavía no hay un verdadero estigma social asociado a la homofobia y que el Estado no da derechos legales a ningún tipo de pareja gay o lesbiana.
Su lucha por la igualdad continúa.




Extraído de: A

El niño negro que quería ser nazi




A lo largo de todo el tiempo que llevo escribiendo las entradas para el blog Cuaderno de Historias, varias han sido las ocasiones en las que he tocado temas muy relacionados con el nazismo. En ellos he tratado de explicar sencillas historias en las que los protagonistas habían estado a uno u otro lado del régimen liderado por Adolf Hitler y cómo vivieron esos fatídicos años.



Hans-Jürgen Massaquoi, el niño negro que quería ser nazi (nickdennis )


Una de esas historias trataba sobre los mischlinge, el grupo de mestizos que pertenecieron al ejército alemán y que tenían a uno de sus dos progenitores dentro de la religión judía y el otro era considerado ‘ario’.

Un relato de un niño mulato (hijo de un hombre de raza negra procedente de Liberia y una mujer aria) que, desde muy temprana edad, se empeñó en pertenecer a las Juventudes Hitlerianas


La familia de Hans-Jürgen Massaquoi disfrutaba de inmunidad diplomática, ya que su abuelo, por parte de padre, era el cónsul liberiano en Alemania. Esto hacía que, a pesar de ser mulato y su familia paterna negra, no tuvieran problemas de convivencia en su Hamburgo natal, en un tiempo en el que cada vez se hacían más presentes las tesis xenófobas promulgadas desde el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores recién llegado al poder. De hecho, Hans había quedado absorto tras conocer en persona al mismísimo Hitler, durante una visita que hizo éste a su colegio en 1934. Por aquel entonces el niño tan solo contaba con 8 años de edad, pero había sido contagiado por el entusiasmo de sus compañeros y profesores.

Todos los niños de su clase estaban siendo afiliados al movimiento juvenil, por lo que él también quería pertenecer. No era consciente de que, a pesar de tener ese estatus especial gracias a la profesión de su abuelo, muchos eran los que lo miraban con cierto recelo al no ser un ‘ciudadano de raza pura’




Hans junto a su madre (postiar)


Cada vez que había una reunión de las Juventudes Hitlerianas, Bertha, la madre del muchacho se las ingeniaba para no llevarlo, a sabiendas de que no sería bien recibido por los participantes. Era tal el fervor que el pequeño Hans sentía por los símbolos nazis que incluso hizo que le cosieran una esvástica en su jersey, la cual lucía con todo orgullo, tal y como recoge la única fotografía que existe del niño con el símbolo nazi en su ropa. No dejaba de ser un niño, por lo que no era totalmente consciente de las diferencias raciales entre él y sus compañeros de escuela y aunque era tratado a menudo con respeto por la mayoría de ellos, siempre había el típico que trataba de hacerle ver que no eran iguales en todo y, sobre todo, en el color de la piel. 

Pero todo cambiaría en la vida de Hans en 1936, ya que con 10 años de edad fue testigo de cómo el atleta afroamericano Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín y con ello ofendió a Hitler, provocando en la población alemana el rechazo unánime hacia las personas de raza negra.

En la escuela ya no lo trataban igual y eran muchas las ocasiones en las que se sintió intimidado por otros niños que se creían superiores a él. 


La tensión racial y política del país obligó a la familia paterna de Hans a salir de Alemania, quedándose el niño viviendo junto a su madre. Pero ya no estaban en la residencia del consulado y, por tanto, todos los privilegios de los que habían estado disfrutando hasta entonces se esfumaron, aunque no sufrieron el mismo tipo de persecución a la que fueron sometidos otros colectivos. 




Tras la guerra Hans-Jürgen Massaquoi emigró a Estados Unidos (postiar)


Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y con quince años recién cumplidos el joven Hans-Jürgen Massaquoi quiso alistarse en el ejército y servir a su país, siendo rechazado por el color de su piel, algo que no sucedía con los mischlinge, que sí eran aceptados. 


Los terribles años de nazismo en Alemania y la brutal guerra hicieron que en los siguientes años se diera cuenta de todo el horror vivido y cometido desde la cancillería de su país y decidiese emigrar a los Estados Unidos, donde trabajaría en varios periódicos y acabaría convirtiéndose en un reputado y famoso periodista. Hans falleció el pasado 19 de enero de 2013, el mismo día que cumplía 87 años, dejando tras de sí una vida dedicada a escribir libros y fundar prestigiosas revistas en defensa del colectivo afroamericano y a pesar de que han pasado muchos años desde que renunció y se dio cuenta de lo terrible que fue el régimen de Hitler, se le recordará como el niño negro que quiso ser nazi.




Extraído de : A

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