Las mujeres según Schopenhauer





Arthur Schonpenhauer (1788 a 1860) es probablemente uno de los filósofos más amargos y pesimistas de todos los tiempos. Esto es explicable en cierto modo porque su vida entera fue un eterno batallar contra fuerzas externas que lo amenazaron constantemente. Una de esas fuerzas fue su dominante madre, a causa de quien desarrolló una rampante misoginia, que le ha hecho quizás incluso más conocido que su propia obra filosófica.

Schopenhauer era hijo de una familia comerciante de Danzing, puerto polaco que cuando fue anexado a Prusia en 1793, llevó a los Schopenhauer a mudarse a Hamburgo. El temprano fallecimiento de su padre dejó a Schopenhauer a merced de su madre, una escritora con más convicción sobre su propio talento, que con talento mismo, y que por tanto hizo lo imposible por sofocar al pequeño Arthur. El gran escritor alemán Goethe, quien era amigo de Johanna Schopenhauer desde que se encontraran en Hamburgo, le dijo un día que su hijo estaba destinado a grandes cosas, a lo que ella repuso que eso era imposible, porque nunca había oído hablar de DOS genios en una misma familia.

En romances, por su parte, Schopenhauer fue desgraciado. Tenía 33 años cuando se enamoró de una cantante de ópera de 19. A los 43 pretendió a otra joven, esta vez de 17, que lo rechazó. Todo lo cual ayudó a hacerlo aún más misántropo.

Schopenhauer es recordado así por haber escrito algunas de las más valiosas perlas misóginas de todos los tiempos. Escribió: "Las mujeres son criaturas de ideas cortas y cabellos largos". Las considera más sensibles y simpáticas a los sentimientos y sufrimientos de los demás, y por eso tienen, en su concepto, el raciocinio obnubilado, siendo por eso inferiores a los hombres; en opinión de Schopenhauer, las mujeres son apenas mejores que los niños pequeños.

Aunque muchos autores y pensadores en la Historia han sido misóginos, es poco probable encontrar a alguien que haya llevado la misoginia tan lejos como Schopenhauer.

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860) fue un hombre desgraciado. Fue menospreciado por su madre, una dama con ínfulas de intelectual que veía muy mal los pasos que el pequeño Arthur daba en la materia (una vez dijo que no consideraba a Arthur un genio porque nunca había escuchado de dos genios dentro de una misma familia), después fue sistemáticamente rechazado por las féminas, sus alumnos se le escapaban para ir a escuchar a su rival Hegel, y en general nadie cotizaba en demasiado sus ideas filosóficas. No es raro que haya desarrollado un carácter misántropo y violento. Pero una de las cosas que han hecho famoso a Schopenhauer, es sin lugar a dudas su rampante misoginia.




Su obra clave en este punto es un opúsculo que se llama "De las mujeres", y que publicó en 1851. El texto es una explicación calmada y racionalista de por qué las mujeres son inferiores a los hombres (siempre según Schopenhauer, claro), y se ha convertido en un pequeño clásico de la literatura misógina. Escrito en respuesta a un poema de Schiller que enaltece a las mujeres, parte señalando que "Necesitas sólo mirarla de la manera en que está constituida, para ver que la mujer no se supone que haga grandes labores, ni de la mente ni del cuerpo". Luego de señalar que su realización pasa por aceptar el sufrimiento del parto y la sumisión al marido, añade: "Las mujeres encajan directamente como niñeras y profesoras de nuestra temprana infancia por el hecho de que ellas mismas son infantiles, frívolas y cortas de miras; en una palabra, ellas son niños grandes durante toda su vida - un tipo de estadio intermedio entre la niñez y el hombre plenamente crecido, que es el hombre en el sentido estricto de la palabra". Argumenta en la misma línea, que el hombre alcanza su madurez psicológica a los 28 años y la mujer a los 18, razón por la cual (siempre según Schopenhauer, repito, para que no las emprendan contra el mensajero) el hombre llega más lejos en su desarrollo psicológico que la mujer.

Y sigue. Según Schopenhauer, la mujer carece de sentido de la justicia, en primera porque no razona, y en segunda porque al ser más débil que el hombre, la naturaleza las ha provisto con la estrategia del disimulo para defenderse. Es también un sexo no estético (diminutas, hombros delgados, caderas anchas, piernas cortas... Schopenhauer dixit, again). Carecen de sentido para apreciar la música, la poesía o las bellas artes, y cuando lo hacen, es mera afectación (pone como ejemplo el parloteo de las mujeres en los pasajes más sublimes de las óperas... algo que por desgracia, sin estar de acuerdo con el resto de las afirmaciones misóginas de Schopenhauer, en esto da en el clavo, cambiando la ópera por el cine). Casi todo el resto del discurso se centra en torno a la monogamia, y el enorme perjuicio de que ésta le significa a las mujeres que no alcanzan a ser mantenidas por un hombre, y por lo tanto, Schopenhauer defiende la poligamia (la de muchas esposas para un hombre, no al revés, claro está) como beneficiosa para ellas mismas. Y termina con las siguientes palabras: "Que la mujer es por naturaleza obediente al hombre puede verse en el hecho de que cada mujer que es colocada en la no natural posición de completa independencia, inmediatamente se une a un hombre, por quien se permite ella misma ser guiada y gobernada. Esto es porque necesita un señor y amo. Si ella es joven, será un amante; si ella es vieja, un cura".

Interesantemente, y más allá del veneno que destila Schopenhauer sobre el tema (por lo demás, la mala leche era característica de Schopenhauer, así es que esto no debería ser una sorpresa para quienes conozcan al vejete cascarrabias), algunas observaciones schopenhauerianas resultan ser aciertos inesperados, entre ellas las relativas a la poligamia (en las sociedades antiguas, en donde los hombres iban a la guerra, solían haber más mujeres que hombres dando vueltas allá afuera). Aunque claro, el yerro está en darle un estatus natural a circunstancias que tienen más que ver con la forma en que se estructura la sociedad, y que durante el siglo XX, liberación femenina mediante, fue cambiando. Para cualquier interesado, seguir el enlace para leer el texto en inglés de Schopenhauer.

Misógino obviamente fue Schopenhauer, y amante fogoso. No hay contradicción. Creo que ya hace tiempo se descubrió que el donjuanismo es una forma de misoginia.

El primer enamoramiento conocido de Schopenhauer (forzosamente platónico) fue Caroline Jaggemann, actriz del teatro de Weimar. Pero él era demasiado joven y ella era... la amante del Duque Carlos Augusto, soberano del minúsculo Estado. En Dresde, mientras escribía su obra magna, tuvo relación con una camarera, que le dio un hijo (o hija), que Schopenhauer ni siquiera quiso ver y que murió muy pronto.

De su estancia en Italia, a sus 30-31 años, se conocen, por lo menos, dos aventuras amorosas: En Florencia tuvo relación con una dama, de la que huyó como del Diablo cuando supo que padecía cierta enfermedad (?); en Venecia gozó de la compañía de la bella Teresa Fuga, culpable (!) de que nuestro hombre se abstuviese de conocer a Lord Byron, provisto como iba de una carta de presentación del gran Goethe... no fuese el Don Juan inglés a birlarle la novia. Parece que la relación más seria fue la que tuvo en Berlín con Caroline Richter (o Medon). Cuando decidió trasladarse a Frankfurt a punto estuvo de casarse con ella. Pero la exigencia de Caroline de que les acompañase su hijo (de otro hombre) y la intransigencia de Schopenhauer en este aspecto frustró el proyecto. Así, que Schopenhauer partió solo, y solo permaneció en Frankfurt hasta el fin de sus días, o al menos, sin amores conocidos.

Se sabe, porque él mismo lo daba a entender, que recurría con frecuencia a prostitutas... en fin que, como advierte claramente, creo que en más de un punto de sus escritos, él no era un santo, por mucho que predicase la santidad, es decir, la anulación de la voluntad, cuyo foco central en el reino de la vida es el sexo.



Cita de "El amor las mujeres y la muerte":



Preciso ha sido que el entendimiento del hombre se obscureciese por el amor para llamar bello a ese sexo de corta estatura, estrechos hombros, anchas caderas y piernas cortas. Toda su belleza reside en el instinto del amor que nos empuja a ellas. En vez de llamarle bello, hubiera sido más justo llamarle inestético.

Las mujeres no tienen el sentimiento ni la inteligencia de la música, así como tampoco de la poesía y las artes plásticas En ellas todo es pura imitación, puro pretexto, pura afectación explotada por su deseo de agradar. Son incapaces de tomar parte con desinterés en nada, sea lo que fuere, y he aquí la razón. El hombre se esfuerza en todo por dominar directamente, ya por la inteligencia, ya por la fuerza; la mujer, por el contrario, siempre y en todas partes está reducida a una dominación en absoluto indirecta; es decir, sobre él ejerce una influencia inmediata. Por consiguiente, la naturaleza lleva a las mujeres a buscar en todas las cosas un medio de conquistar al hombre, y el interés que parecen tomarse por las cosas exteriores siempre es un fingimiento, un rodeo, es decir, pura coquetería y pura monada. Rousseau lo ha dicho: "Las mujeres, en general, no aman ningún arte, no son inteligentes en ninguno, y no tienen ningún genio. Basta observar, por ejemplo, lo que ocupa y atrae su atención en un concierto, en la ópera o en la comedia; advertir el descaro con que continúan su cháchara en los lugares más hermosos de las más grandes obras maestras. Si es cierto que los griegos no admitían a las mujeres en los espectáculos, tuvieron mucha razón; a lo menos, en sus teatros se podría oír alguna cesa".

En nuestro tiempo, al mulie taceat in ecclesia convendría añadir un taceat mullier in theatro, o bien sustituir un precepto por otro, y colgar éste, en grandes caracteres, sobre el telón del escenario.

Pero, ¿qué puede esperarse de las mujeres, si se reflexiona que en el mundo entero no ha podido producir este sexo un solo ingenio verdaderamente grande, ni una sola completa y original en las bellas artes, ni un solo trabajo de valor duradero, sea en lo que fuere? Esto es muy notable en la pintura. Son tan aptas como nosotros para aprender la parte técnica y cultivan con asiduidad esta arte, sin poder gloriarse de una sola obra maestra, precisamente porque les falta aquella objetividad del espíritu que es necesaria, sobre todo para la pintura. No pueden salir de si mismas. Por eso las mujeres vulgares ni siquiera son capaces de sentir sus bellezas, porque natura non facit sutus. En su célebre obra Examen de ingenios para las ciencias -que tiene más de trescientos años de fecha- rehúsa Huarte a las mujeres toda capacidad superior.

Excepciones aisladas y parciales no cambian las cosas en nada: tomadas en conjunto, las mujeres son y serán las nulidades más cabales e incurables.

Gracias a nuestra organización social absurda en el mayor grado, que las hace participar del título y la situación del hombre, por elevados que sean, excitan con encarnizamiento las menos nobles ambiciones de éste; y por una consecuencia natural de este absurdo, su dominio y el tono que imponen ellas corrompen la sociedad moderna.

Debiera tomarse como norma esta sentencia de Napoleón 1º "Las mujeres no tienen categoría".

Chamfort dice también con mucha exactitud: "Están hechas para comerciar con nuestras debilidades y con nuestra locura, pero no con nuestra razón. Existen entre ellas y los hombres simpatías de epidermis y muy pocas simpatías de espíritu, de alma y de carácter".

Las mujeres son el sexus sequior, el sexo segundo desde todos los puntos de vista, hecho para estar a un lado y en segundo termino. Cierto que se deben tener consideraciones a su debilidad; pero es ridículo rendirles pleito-homenaje, y eso mismo nos degrada a sus ojos. La naturaleza, al separar la especie humana en dos categorías, no ha hecho iguales las partes.

Esto es lo que han pensado en todo tiempo los antiguos y los pueblos de Oriente, que se daban mejor cuenta del papel que conviene a las mujeres que nosotros con nuestra galantería a la antigua moda francesa y nuestra estúpida veneración, que es el despliegue más completo de la necedad germanocristiana. Esto no ha servido más que para hacerlas tan arrogantes y tan impertinentes. A veces me hacen pensar en los monos sagrados de Benarés, los cuales tienen tal conciencia de su dignidad sacrosanta y de su inviolabilidad, que todo se lo creen permitido.

La mujer en Occidente, lo que se llama la señora, se encuentra en una posición enteramente falsa. Porque la mujer, el sexus sequior de los antiguos, no está en manera ninguna formada para inspirar veneración y recibir homenajes, ni para llevar la cabeza más alta que el hombre, ni para tener iguales derechos que éste.

Las consecuencias de esta falsa posición son harto evidentes. Sería de desear que en Europa se volviese a su puesto natural a ese número dos de la especie, humana y que se suprimiera la señora, objeto de mofa para el Asia entera, y de la cual también se hubieran burlado Roma y Grecia.

Desde el punto de vista político y social, esta reforma sería un verdadero beneficio. El principio de la ley sálica es tan evidente, tan indiscutible, que parece inútil formularlo. Lo que se llama propiamente la dama europea es una especie de ser que no debiera existir. No debería haber en el mundo más que mujeres de interior, aplicadas a los quehaceres domésticos, y jóvenes solteras aspirantes a ser lo que aquéllas, que se formasen, no en la arrogancia, sino en el trabajo y en la sumisión.




Extraído de: A, B, C

8 comentarios:

Alejandro dijo...

Oye amigo, muy bueno el análisis. La verdad yo concuerdo en mucho de lo que dice Schopenhauer: hoy en día, por lo menos en América Latina, las mujeres todavía tienen mucho de esa "inferioridad" que es más cultural que natural. Hay muchas mujeres que quieren "amarrar" como se dice por acá, a un hombre con un hijo, aún hay muchas "interesadas" en el dinero del hombre. Otro dato que me llama la atención es que hay pocos premios Nobel mujeres, no?

Quiero preguntarte algo amigo: dónde hallaste que Schopenhauer da a entender que frecuentaba las prostitutas? Me interesa ese tema en nuestro viejo cascarrabias.

Gracias por escribir esto. Saludos.

Alejandro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

yo pienso, que mas bien, fue precursor del feminismo, fue una manera, si, cruel y en ese tiempo, tan dificil y tan machista , de que despertaran nuestros espiritus del letargo y la ignorancia, y asi aprender a discernir nuestra posicion ante la sociedad. Fue un tremendo pesimista, a grandes males grandes frases

cala@juli dijo...

Aníbal y compañía,lo que os pasa son varias cosas:
1.- No podéis vivir sin mujeres ni tampoco con ellas,lo que os genera un estado de neurosis y complejo e impotencia.
2.- Las mujeres os ignoran si no es pagando.
3.-Seguramente tenéis tendencias sexuales ocultas

Alejandro dijo...

Querid@ cala@juli

Talvés tengais razón, excepto el tercer punto. Saludos.

Juan lopez dijo...

No se puede tener una actitud decente hacia las mujeres. Si eres amable y considerado lo toman como debilidad y te ven la cara de imbécil. Rechazan al hombre bienintencionado y se van con con cualquier rufian gandul que las maltrata y las abandona con hijos. A las mujeres no les interesan los sentimientos, en lo que se fijan es en el auto o en la cartera.

marilynolmedomora@gmail.com dijo...

Anibal, tu eres un retrogrado y frustrado sexualmente por eso opinas así de las mujeres y recuerda siempre que una mujer te trajo al mundo y te crió.

Jonatan Carminati dijo...

Ahora denme la versión no feminista de la Historia de Schopenhauer por favor.

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