Tal pareciera, al escuchar el nombre de esta islita ubicada en el lago de Xochimilco, al sur de México D.F., que se trata de un paraje idílico de entorno cautivador, pero la verdad es que su principal peculiaridad, sin llegar a provocar el miedo, sí consigue al menos impresionar.
Y es que en la que fue su chinampa, Julián Santana Barrera, el único poblador que vivió en ella durante muchos años, se dedicó a colgar de los árboles todas las muñecas que encontraba, fuera cual fuera su estado.
Él mismo explicaba que empezó a recogerlas por los alrededores para que sus cosechas fueran abundantes y para espantar al espanto del espíritu de una muchacha que había muerto ahogada en el canal años atrás.
Julián construyó varias chozas en su isla; una la había llenado con mulitas que él mismo hacía con hojas de maiz, otra estaba plagada de cruces de madera, la otra de fotografías de políticos y artistas de la región que había recortado de las revistas... y en todas, de cuando en cuando, iba dejando a La Moneca, su muñeca favorita a la que llegó a levantar un pequeño altar.
El 17 de abril de 2001, el señor Julián murió de un infarto de miocardio en el mismo lugar donde murió la joven a cuyo espanto intentaba espantar.
También se dice que, ese día, después de cumplidos sus quehaceres diarios, se fue a pescar, consiguiendo capturar un pez de cuatro o cinco Kg. Con el trofeo en la mano, Julián le contó a su sobrino que la sirena le estaba llamando desde hacía tiempo porque se lo quería llevar, y que él se ponía a cantar, pues era la manera que tenía de ahuyentarla. El sobrino se fue a ordeñar las vacas y, cuando volvió, lo encontró ahogado.
Actualmente existe un proyecto ecoturístico en Xochimilco cuyo fin es revitalizar la zona y la economía de sus habitantes, habiéndose convertido en uno de los lugares más visitados del Distrito Federal.
Extraído de: A
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