Una tienda de Prada en mitad de ninguna parte




Marfa es un pueblo en mitad del desierto de Texas. Con sus poco más de dos mil habitantes no tiene pinta de ser un lugar muy animado, pero el caso es que es conocido más allá de lo que sería normal para un poblado de sus características. Marfa es en Texas algo así como Bélmez en España, un sitio donde los magufos afirman que suceden “cosas inquietantes e inexplicables”, luces que se aparecen sin que los que las ven puedan dar una explicación, y cosas así. Pero en Marfa no solo hay gente crédula, si no no sería interesante en absoluto. El pueblo se encuentra a unos cien kilómetros de la frontera mexicana, y a una media hora en coche de la localidad más cercana, Valentine, una polvorienta aldea de 187 habitantes. El paisaje alrededor de Marfa es el típico de las llanuras semidesérticas texanas, polvo, arbustos y poco más. Sin embargo, a pocos kilómetros de Valentine, en un lugar desolado por completo, uno de esos sitios donde si te pones en cuclillas eres lo más alto en cinco kilómetros a la redonda, encontramos esto:


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Una tienda de Prada en mitad de ninguna parte


Una tienda de la lujosa marca Prada (sí, de la que viste el diablo) en mitad del desierto. En el escaparate se pueden ver auténticos modelos de bolsos y zapatos de Prada, tanto de día como de noche, puesto que la tienda tiene iluminación propia. La exclusiva boutique no abre nunca, y no cambia jamás su escaparate. Nunca se ha vendido un solo bolso en ella. Simplemente, está allí, a un par de kilómetros del pueblo, solitaria y aislad, como si uno de los muchos tornados que atacan Texas la hubiera arrancado de su ubicación original para depositarla en mitad de la nada.


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Loneliness

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¿Y qué demonios hace una tienda de una marca carísima como Prada en mitad de la más absoluta de las nadas? Como muchos ya habrán imaginado, se trata de una instalación artística. Fue levantada por los berlineses Michael Elmgreen e Ingar Dragset (danés y noruego, respectivamente) con la ayuda de una fundación artística neoyorquina y otra del propio pueblo de Marfa. Según algunas crónicas, la propia marca Prada colaboró donando los modelos de bolsos y zapatos que permanecen expuestos. La “tienda” fue “inaugurada” el 1 de octubre de 2005, y, aunque los vándalos no tardaron en llegar, tres años y medio después sigue en pie, que sepamos. El coche de Google, de hecho, pasó por allí y tomó las correspondientes fotografías del lugar, en las que se puede observar la soledad absoluta y sugerente de la tienda.


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La tienda no presenta problemas de iluminación. Tiene sus propias placas solares y su conexión a la red general que le permiten tener ese aspecto tan comercial a cualquier hora del día.


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Extraído de: A

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