Cuando Estados Unidos quiso comprar Groenlandia




En 1867 los Estados Unidos compraron al Imperio Ruso el territorio americano que estos poseían al noroeste del continente. En su momento se convirtió en un territorio de la Unión, al que se llamó Alaska, palabra que procedía del aleutiano Alaxsxaq, que venía a significar algo así como “la tierra contra la que se dirige la acción del mar”. El precio pagado por el millón y medio de kilómetros cuadrados de territorio fue de 7,2 millones de dólares. Desde el punto de vista actual, y teniendo en cuenta los enormes recursos petrolíferos descubiertos allí, lo podemos considerar una autentica ganga, pero en su momento la compra provocó cierta polémica en la prensa de la época; algunos comentaristas consideraban que comprar una región tan remota e inaccesible, y además separada por varios miles de kilómetros del resto del país era absurdo. A Alaska se le dio el sobrenombre de “la nevera de Seward” (por William Seward, secretario de Estado que impulsó la compra) o “el jardín de osos polares de Andrew Jonhnson“, entonces presidente de los EE.UU.


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Cheque utilizado para pagar la compra de Alaska (click para ampliar; la imagen pesa 4 megas, así que ojito con las conexiones lentas).


Con el tiempo, Alaska se convirtió en una pieza clave para la defensa estadounidense. La II Guerra Mundial y la Guerra Fría hicieron de Alaska la última frontera de la Unión (el apodo del estado es precisamente ese, The last frontier). Su ubicación frente a las costas orientales rusas y cerca del Polo Norte otorgaron a los Estados Unidos un lugar inmejorable donde situar instalaciones militares y radares de detección. En 1947, prácticamente al comienzo de la Guerra Fría, se reflotó una idea que ya había tenido William Seward 80 años antes: la compra de Groenlandia.


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Durante la II Guerra Mundial la isla, la más grande del mundo, se convirtió en una pieza estratégica en el Atlántico Norte. En 1941, el embajador danés en Washington, contra las instrucciones de su gobierno (Alemania había ocupado Dinamarca en 1940), firmó un acuerdo con EE.UU. que permitía la instalación de bases americanas en la isla, a cambio de cierta cantidad de suministros. La decisión convirtió Groenlandia en un protectorado estadounidense. La primera base se abrió el mismo año del acuerdo, 1941. Por su parte, Alemania intentó instalar algunas estaciones meteorológicas en la costa occidental durante 1943 y 1944, pero fueron destruidas por el pequeño ejército groenlandés (15 miembros) formado precisamente con el objetivo de buscar alemanes en la extensísima costa, o por la aviación norteamericana. Se llegó a hacer un prisionero, que fue entregado a las autoridades de Estados Unidos en la isla después de un largo y penoso viaje por el hielo.


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Posición estratégica de Groenlandia en el Atlántico Norte. La Brecha GIUK (GIUK Gap, acrónimo formado por Greenland, Iceland y United Kingdom) era la zona de salida natural de los submarinos alemanes desde Noruega en la II Guerra Mundial, y desde la Penínsila de Kola, en Rusia, durante la Guerra Fría.


Tras la caída de Alemania, Dinamarca recuperó la soberanía sobre Groenlandia. La Guerra Fría no tardó en comenzar. Aunque los misiles intercontinentales (ICBM) aún no existían, Estados Unidos ya se había llevado al país a Von Braun y a otros científicos nazis para desarrollarlos a partir de la experiencia alemana durante la guerra con las bombas V-2 y los cohetes A-9. Groenlandia adquirió mayor caracter estratégico aún, dada su situación polar y, por tanto, su mayor cercanía a las costas rusas a través del Polo Norte. En ese contexto, en 1947 el gobierno estadounidense intentó repetir la operación que tan bien la había salido con Alaska. En aquel momento Groenlandia era una colonia danesa (no se integró en el reino hasta 1959, curiosamente el mismo año en el que Alaska se convirtió en el cuadragésimo noveno estado de la Unión), y los Estados Unidos le ofrecieron cien millones de dólares a Dinamarca para su compra. Sin embargo, en esta ocasión la cosa no funcionó. El ministro de asuntos exteriores danés exclamó que Groenlandia no estaba en venta (probablemente influyera la deuda danesa con Estados Unidos, unos setenta millones de dólares de la época), y de paso pidió una revisión del tratado de 1941. De haberse completado la transacción, Estados Unidos tendría ahora casi doce millones de km2 de superficie, y controlaría una gran parte de las aguas del Océano Glacial Ártico y el Atlántico Norte.

Para saber más, ahí van las fuentes (en inglés): 1, 2, 3, 4, 5




Extraído de: A

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