El hombre más puntual que jamás haya existido





Estoy presentando a uno de los filósofos mas influyentes y reconocidos de la edad moderna: Emmanuel Kant.Y en cuanto al título que abre este artículo, sólo puedo decir que no exagero. El hombre era tan preciso que hasta se crearon problemas matemáticos con su rutina.


Todos los días de su vida adulta, este diminuto profesor de universidad, hijo de unos humildes artesanos, realizaba el mismo paseo por su ciudad, por las mismas calles y a la misma hora. De hecho, el fundador del Criticismo nació y vivió toda su vida en Konisberg; quizás por eso su rutina era de gran precisión cronométrica. Tal era su exactitud que los vecinos ajustaban sus relojes al paso de Kant. El hombre era más preciso que la máquina.




Tanto así era, que la gente al verlo pasear aprovechaba para ajustar sus relojes.



Incluso esto provocó un problema matemático muy curioso y nada complicado:

- Cierto día Kant se preparaba para un paseo -como siempre- cuando notó que su reloj se había detenido por falta de cuerda. Como ese día no tenia criados a su alcance y ademas las casas estaban muy distanciadas en ese pueblo, decidió variar su rutina para averiguar que hora era en realidad sin atrasarse un segundo.

¿COMO LO HIZO?

Colocó su reloj retrasado a la hora que se le antojó, no importaba. Sólo quería verlo andar. Luego se fue a visitar a un amigo suyo con esa paciencia y ritmo que lo caracteriza. Al llegar lo primero que hizo, incluso antes que saludar, fue ver un reloj.

Para no ser descortés se quedó charlando con su anfitrión hasta un tiempo después, y se retiró no sin antes ver el reloj. Caminó a su casa con esa velocidad que no varió en todos sus años de vida y al llegar a su casa, vió la hora falsa que corría, hizo un cálculo de números y colocó de frente la hora...

¿CÓMO - NO TE ENTENDÍ- CÓMO LO HIZO?, así:

- Vió la hora de su reloj atrasado al volver a casa, y lo restó con la hora que colocó al azar a ese mismo reloj antes de salir. Con eso tiene el tiempo que estuvo fuera de casa.

- Además restó la hora que vio al final de su visita a su amigo con la hora que vio al inicio de ésta. Con eso tiene la hora que estuvo en casa de su amigo.

- Si restaba el tiempo que estuvo fuera de casa, con el tiempo que estuvo de visita, ¿qué le quedaba?, el tiempo que estuvo caminando (de ida junto con el de vuelta)... y ¿entre dos?, el tiempo que caminó de ida, o de vuelta.

- Entonces ¿qué ****** de hora es?, sencillo. soló recordó la hora en que salió se casa de su amigo (que era la correcta, obvio) y la sumó con el tiempo que estuvo caminando de vuelta a casa (que hallamos antes).

Y asi, tan sencillamente tranquilo consiguíó su hora. ¿FACIL?



Un problema que se pudo evitar si instalaran relojes en las calles.



SIN EMBARGO:

Sucedió una vez que su sagrada rutina varió drásticamente.

En aquel entonces llegaron algunos libros de su colega Rousseau a su casa. Kant interrumpió abruptamente su paseo.



Algo así como este ejemplar.


Los vecinos al no ver al profesor se asombraron, sin poder ajustar los relojes, y pensaban: ¿estará enfermo el profesor?, ¿qué le habrá pasado? Dos días después todo volvió a su orden. Königsberg volvió a obtener su regularidad provinciana con la vuelta de la puntualidad del profesor.

Kant pasó dos días enteros leyendo a Rousseau. Eso fue todo. Pero había algo más, el propio Kant lo cuenta. Hasta ahora, decía, era solamente un investigador de la naturaleza, pero después de leer a Rousseau supo que había algo más importante a lo que dedicaría su estudio: la defensa de los derechos de la humanidad.





Extraído de: http://eldiariodechaucer.blogspot.mx/2011/06/el-hombre-mas-puntual-que-jamas-haya.html

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