El día que Elvis se coló en la Casa Blanca






Todo comenzó en una fiesta en Palm Springs a inicios de diciembre de 1970. El reinado de Elvis como el "Rey del Rock and Roll" estaba en decadencia desde la llamada "Invasión británica" iniciada por los Beatles, que arruinó las ventas de la música pop americana desde 1964. Elvis seguía siendo un ídolo en su país, sin embargo los últimos años sólo se había dedicado a hacer mediocres películas para Hollywood. En un momento de la fiesta, Elvis se puso a charlar con el vicepresidente Agnew, y le expresó su preocupación por lo que él sentía que eran las principales amenazas a la cultura estadounidense, entre las que estaban no sólo la invasión musical británica, sino también "la drogadicción, el comunismo, los hippies y Las Panteras Negras". Elvis quería hacer algo al respecto, y el vicepresidente le animó para que pidiera una cita con Richard Nixon.

Tres semanas más tarde, la mañana del 21 de diciembre, Elvis se dirigía a Washington a bordo de un vuelo de American Airlines. Durante el trayecto le entraron ganas de escribir una carta al Presidente Nixon, para lo cual pidió a la azafata papel y un bolígrafo. La desprolijidad con la que escribió la carta hace suponer que "El Rey" estaba bajo los efectos de alguna sustancia, porque el documento que decidió entregar personalmente al Presidente estaba lleno de tachones y algunas incoherencias.


"Estimado Sr. Presidente, En primer lugar, me gustaría presentarme. Soy Elvis Presley..."


Básicamente le expresaba su deseo de convertirse en Agente Federal con el fin de socavar información acerca de los
elementos nocivos que amenazaban la seguridad de los Estados Unidos. Estaba convencido de que en su condición de estrella podría entrar sin peligro como espía en aquellos grupos a los cuales era difícil acceder, y esperaba un "nombramiento federal", porque pensaba que eso le daría credibilidad.

Elvis llegó a la Casa Blanca a las 9:30 am con sus dos guardaespaldas. Llevaba algunas fotos familiares y una pistola Colt calibre 45 edición limitada conmemorativa de la II Guerra Mundial, que iba a entregar como obsequio a Nixon. Su llegada desató una gran actividad en la Casa Blanca. "Ha llegado el Rey", le comunicaron por teléfono a un asesor del presidente. Este miró la agenda del día y dijo: "Pero si hoy no esperamos a ningún monarca...". "No, no. El Rey del Rock. Está aquí en la puerta", le aclararon los agentes del servicio secreto.

Dwight Chapman, asesor de la Casa Banca, envió una nota rápida al secretario del Presidente sugiriéndole que para incrementar su popularidad, el mandatario debería atender a la estrella de rock. El secretario estuvo de acuerdo y Elvis ya tenía su cita con Nixon a las 12:30 pm. El personal de la Casa Blanca preparó enseguida la reunión y los temas a tratar.




El Presidente Nixon se reunió con Elvis en Oficina Oval donde también estuvieron presentes un guardaespaldas de Elvis, un fotógrafo de la Casa Blanca y el asesor presidencial Bud Krogh, quien llevó registro por escrito de la reunión:


"La reunión se inicia con fotografías tomadas al Presidente y a Elvis Presley. Presley le comenta al presidente que estaba un poco cansado porque acababa de llegar de una gira en Las Vegas. Luego le mencionó que había sido nombrado miembro honorífico de los departamentos de policía en California, Colorado y Tennessee.

El Presidente le dijo que siempre había pensado que Elvis podría llegar con su mensaje a los jóvenes, pero que para eso era importante que pudiera conservar su credibilidad.

Presley señaló que pensaba que los Beatles habían ejercido una influencia negativa y de espíritu antinorteamericano. Dijo que los Beatles llegaron a Estados Unidos, hicieron dinero, y luego regresaron a Inglaterra, donde promovieron el anti-americanismo. El Presidente asintió, aunque expresó cierta sorpresa.

A continuación el Presidente indicó que aquellos que lideran las protestas anti estadounidenses, se encuentran muy ligados también al consumo de drogas. Que los grupos violentos, la disidencia, protestas y drogadicción, estaban unidas por un solo factor común que era la juventud.

Presley se puso muy emotivo y empezó a tutear al presidente. Le repetía que quería ser útil, que quería devolverle a la bandera el respeto que le estaban perdiendo. Mencionó que él fue un muchacho pobre de Tennessee que había recibido mucho de su país, que se sentía en deuda y quería retribuirlo de alguna manera. También mencionó que venía estudiando desde hace unos diez años el lavado de cerebro comunista y la cultura de las drogas. Dijo que sabía mucho de esto porque fue aceptado por los hippies y los conocía desde adentro.

Al término de la reunión, Presley, en un gesto sorprendente, puso su brazo izquierdo alrededor del Presidente y lo abrazó. "

Luego de la charla, Elvis le obsequió al Presidente Nixon algunas fotografías familiares que había llevado. La pistola Colt 45 -con siete balas de plata- se la entregarían después, ya que fue requisada por el servicio de seguridad de la Casa Blanca.




Obsequio de Elvis a Nixon


A petición del mismo Elvis, la reunión en la Casa Blanca se mantuvo en secreto por más de un año, hasta que el diario The Washington Post rompió el silencio el 27 de enero de 1972.

Hay un dato muy curioso, y es que de todas las solicitudes presentadas cada año a los Archivos Nacionales de los EE.UU. para reproducir fotografías o documentos, la imagen del apretón de manos entre Richard Nixon y Elvis Presley es la más solicitada, por encima de la Carta de Derechos, e incluso que la misma Constitución de los Estados Unidos.





Extraído de: A

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